"Come back to me baby..."





Todas las mañanas la escuchaba cantar en voz baja un pequeño estribillo que decía: “come back to me baby...” La veía siempre frente a la ventana entonando ese pequeño coro. Todo el tiempo me pregunté  a quién le dedicaba esas cortas palabras que se iban volando cuando el viento mañanero soplaba. Un día, cuando no se lo esperaba,  dije: “come back to me baby…” era muy pequeño para entender lo que eso quería decir.
-¿De dónde sacaste eso?
-Te oigo cuando la cantas todas las mañanas. ¿Qué es?
-Ese es el coro de una canción que escribí cuando era joven y tú no habías nacido.
-¡Oh!  ¿Eso es todo lo que dice?
-No, decía más, pero ya no la recuerdo.
Continué mi vida, creciendo poco a poco, siempre preguntándome a quién iba dedicado aquel coro.  Era muy rítmico y pegajoso, lo escuchabas no podías dejar de cantarlo.  Una vez, antes de que jubilara a cupido, harto del fracaso, tuve una novia muy encantadora. La amaba mucho realmente, lo último que quería en la vida era hacerle daño. No sé por qué las cosas no funcionaron, nos separamos.  Tuve varios intentos de reconquista pero ninguno fue efectivo. Solo que una tarde estaba allí  donde nos habíamos conocido, casualmente, ella estaba lo suficientemente cerca y escuchó cuando cantaba: “come back to me baby, come back to me again…” Creo que el corto estribillo era milagroso, yo solo lo cantaba porque era lo que mi corazón quería decirle a la chica que sin yo saberlo me escuchaba. Esa tarde volvimos a estar juntos y de ahí en adelante no nos separamos jamás.
Nos casamos y una noche la noticia más triste de mi vida llegó a mi teléfono. La voz suave de aquella artista de coros estaba muy enferma. Estaba recostada en la cama de un hospital, no pasó tiempo cuando yo ya estaba a su lado. Tenía sus ojos cerrados y no tenía las fuerzas para abrirlos. Todos estaban allí, junto a ella, pensaban que ya no iban a volver a verla jamás. Por mi rostro las lágrimas rodaban y caían de golpe al suelo, una tristeza me invadía al pensar que no iba nunca más a escuchar el corto estribillo pronunciado por su suave voz. Llegó la noche y ya todos se habían ido, ella dormía cuando de repente la máquina a la que estaba conectada comenzó  con su orquesta a tocar la danza del beso frío. Los doctores llegaron. ¡Desfibrilador! Dijeron.  Todo pasó muy rápido. De repente estábamos solos, nuevamente, ella y yo. Sin saber qué hacía comencé a cantar: “come back to me baby, come back to me again…” Reaccionó un instante y me dijo: todavía no.  Jamás olvidaré la paz de su mirada, recuerdo que días después me contó como seguía el coro. Ya me sé toda la estrofa del coro, sin embargo, nunca la canto completa. Alguien me dijo que debía seguir la canción, tuve que decirle que esa canción estaba completa con solo un coro.

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