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Otro autobús, otra Rosa Parks: Eventos del siglo XXI

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English "La unica cansada era yo, cansada de ceder"  Rosa Parks La estrategia La sociedad la había construido para oprimirla, para mantenerla en el último eslabón de la cadena alimenticia, para mantener su boca cerrada aun cuando podía hablar. Ella hablaba con todos, pero más con los de su clase, los negros. Abordaba el autobús temprano en la mañana. La mayoría de la gente que estaba en el autobús a la hora que ella iba pensaban que trabajaba como secretaria o cajera en algún lugar, pero ella no era empleada de nadie, ella era su propia jefa. Aunque su trabajo como abogada le dejaba jugosas ganancias, ella prefería tomar el autobús, compartir el viaje con otra gente destinada a sus lugares.   Así fue como conoció al caballero. Él era un hombre elegante, engabanado, con el nudo de la corbata bien ajustado y con la piel blanca como la nieve. Todas las mañanas saludaba al chofer y el chofer le respondía el saludo con entusiasmo, lo que hacía evidente que el

El cántico del caracol vacío

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English En el tiempo en que esta isla de hoy era otra, cuando ocurrió la mezcla del taíno y el negro, en un paralelo extraño que no se vivió nunca, había una negra llamada Mabú. La negra Mabú era la mayor de seis hermanas. Fue raptada de una playa africana y despertada bajo el recién estrenado sol de la isla caribeña, Borinquén. Era mil cuatrocientos y algo, un algo de más o un algo de menos. Mabú se escapó de su ama blanca y fue a parar en un pequeño poblado taíno, en una pequeña isla anexa a la isla grande. Mabú no entendía a los taínos, ni los taínos a ella, pero la acogieron como una más, como otra expatriada en las filas del exterminio. Eran esos tiempos del caribe oprimido, si es que alguna vez pasaron, si es que alguna vez eso quedó atrás. Y en la pequeña isla Mabú se hizo parte de la familia, la mayor de tres hermanas emparentadas por la fuerza, mezcladas como el agua y el aceite. Las taínas Guaninina y Maguax eran las hijas del cacique. Todos los taínos de la a

Recuerdos para días de lluvia / Memories for rainy days

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English Para esas personas, presentes o no, cuyos recuerdos me abrazan y me permiten ser más océano que orilla. Recuerdo #1: La desconsiderada Ya va una semana desde que empezó a llover sin dar tregua. Mi madre está sentada en una esquina de la casa, en un sillón de mecer, mirando por la ventana y proclamando: “¡Otro diluvio, ya Dios se jartó de nosotros!” Tal vez- digo para mis adentros, sabiendo que estoy harto de unos tantos y otros más. Recuerdo ayer cuando fui a la tienda por las medicinas de mi madre, una señora iba con su tropa de niños. Corrían por todas partes. Yo llevaba el pote de pastillas en la mano, leía el prospecto para saber cómo administrar los medicamentos a mi madre o para saber cuántas dosis debía auto medicarme los días de stress . La tropa de niños desorganizaba todo, gritaban, junto con los otros clientes que se comunicaban uno con otro entre el bullicio. La jefa de la tropa se volteó sin mirar, sin considerar a nadie, antepuso su necesida

Querido diario/Dear diary

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English Querido diario, es la primera vez que escribo desde que te compré. Tal vez te sientas menospreciado, olvidado, insatisfecho. Tal vez te cause fatiga cuando marque con letras tus páginas blancas. Me he esforzado mucho por escribirte estas palabras, pero mis días son todos iguales. Si te contara uno, sería como contártelos todos. Si mis días fueran diferentes, llenos de aventuras y sentimientos, tal vez días extraordinarios, entonces tampoco escribiría, porque no tendría tiempo de pensar en ti, solo tendría tiempo para vivir mis días. Querido diario, lamento no tener nada que contarte y lamento que no estaré para contarte el día que eso cambie. F.   JaBieR

La migración de algunos

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English Recuerdo aquella tarde en que liberé al canario que estaba en la jaula del balcón. Nadie en mi familia quiso hablarme por al menos una semana. Y todos se enojaron conmigo por hacer lo correcto, yo debería estar enojado con ellos por privarle de libertad a aquella hermosa ave. El canario cantaba, revoloteaba en su jaula cunado veía a otras aves posarse en el barandal del balcón. Todos en mi familia amaban las aves, aunque siempre fueron egoístas, ellos querían tener toda la belleza del ave enjaulada.   Yo recuerdo cuando el canario aún era un polluelo. Estaba encubado en una pequeña caja de cartón tapizada con papel del periódico de ayer. Allí creció alimentado con una jeringuilla, tomando agua de una tapa de galón de leche. Cuando ya aleteaba, le cortaron el vuelo. Luego de eso, vivió en la jaula. Lo más parecido a una rama que el canario había visto, era el pequeño columpio que colgaba de uno de los alambres de los que estaba hecha la jaula.   Recuerdo aquella tarde

Más abajo de la orilla

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“ Volvió a hacer así con la manita y el otro volvió a contestar. Entonces Melodía sintió un súbito entusiasmo y un amor indecible por el otro negrito. Y se fue a buscarlo”. José Luis Gonzales (En el fondo del caño hay un negrito) Y recuerdo a Melodía que se fue a buscar al otro negrito que se veía reflejado en el mar. Pobre Melodía. Pobre de mí que también me he querido lanzar a buscar en el mar mi reflejo. Esos viajes en barco sin ancla, de isla a isla, matan a uno, lo enloquecen. Yo he visto gente jugando con su reflejo en el fondo del caño. Ya adultos los he visto saltar en busca de su propio Melodía. He estado por retirarme de esto hace años, pero no hallo como dejar a esos que me heredaron al futuro.   Yo nací en Puerto Rico, inscrito en el hospital, con documentos y todos, de madre puertorriqueña y padre dominicano ¿o era al revés? Pero yo me metí a esto por ellos, por el recuerdo, por lástima con aquellas tortugas de mar volteadas sobre la arena, que aletean, p

Bienvenida tía Marcia

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English Todos salimos a buscar a tía Marcia, llevábamos años sin verla. Mis padres fueron los primeros en alegrarse por la noticia. Es que esa parte que tía Marcia se llevó de la familia nos hacía falta, aunque fuese por el tiempo de vacaciones. Y cuando la familia se quiere, como se quiere la nuestra, no falta quien se ofrezca para ir al aeropuerto. Llegamos allí antes que el avión. Y que sorpresa nos llevamos cuando vimos llegar a titi Marcia con sus hijos. Todos estábamos ilusionadísimos, nos los comimos a besos y abrazos. Que alegría fue verlos de nuevo. Cuando llegó el momento de volver a casa todos querían que se fueran con ellos. Tía Marcia tenía 7 carros disponibles para llegar a casa de los viejos. Yo me llevé a los nenes. Iban en la parte de atrás del carro jugando con mis hijos. Eso se rieron por el camino. Disfrutaron todo el viaje. Cerca de nuestro destino, pero aun con un tramo considerable por recorrer, como íbamos en caravana, nos estacionamos en un restaurant