Carta para ciegos
Las enviamos todas el mismo día. Con dirección y remitente. Antes estuvieron aquí, y siguieron llegando, se acumularon muchas y por eso decidimos devolverlas. Decían lo siguiente: A usted estimada persona que tiene cosas por las que preocuparse en la vida: He estado varios días meditando acerca del contenido de esta carta. Quería decirle que las cosas han cambiado demasiado estos últimos años. Me he preguntado: ¿De dónde eres? ¿Dónde vives? Me he servido de mis inquietudes para saber de ti, son todo sospechas. Si, alguna vez debiste haber sospechado de quien se sentó a tu lado en el parque, en el autobús, en la sala del cine, en el comedor de tu casa. Personas normales, comunes, cotidianas, ordinarias. Por supuesto que si hablamos de lo normal jamás saldremos de lo ordinario. Bien sabrás que ser extraordinario conlleva un riesgo. Lo primero es entendernos, es necesario lograr una sincronía con la casualidad, que no es más que un patrón azaroso. Luego debemos entender que to...