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Mostrando las entradas de septiembre, 2018

Dicen las malas lenguas.... y la mía que no es muy buena

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Candelaria subió la cuesta con el bochinche en la lengua. La boca le salivaba a chisme con tabaco recién masticao’. Llegó a casa gritando el nombre de comay Carmen. Yo apenas era una niña cuando llegó el chisme caliente al hogar: Tatita, la hija de Carmen, estaba saliendo con Julio el hijo del compay Perfeto. Esa noticia se regó por el barrió como la pólvora, corrió como un whasapp viral, cuando ni siquiera existían. Candelaria era el facebook del pueblo, esa lengua tenía más gigas de velocidad que la red del ejército. Una vez le llegaba el chisme esmandaba cuesta arriba para llevar notificación casa por casa. Entre el ir y venir de las lenguas mal hablás, Julio y Tatita se grajeaban bajo el puente. Yo los vi algunas veces cuando bajaba con el cubo a buscar agua, pero nunca dije na’de na’, ni siquiera de los planes que tenían de fugarse. Tatita era mi hermana, y cada vez que me la encontraba me daba un dulce, ahora sé que era pa’ comprar mi silencio, pero en aquellos tiempos ni

El secreto del hombre y el mar / The secret of man and the sea

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English Él entró a la milicia meses antes de que naciera su hija, se embarcó como parte de la tripulación de un buque de guerra. Se perdió el alumbramiento, también los cumpleaños y otros momentos importantes de la vida de su hija. Sin embargo, cada semana le enviaba una carta que la madre de la niña guardaba en secreto. Durante años la niña creció con la imagen de un padre soñado, imaginado, fantaseado, creado a la imagen y semejanza de sus deseos. La fantasía creció y le hizo peso al secreto, que, como toda cosa bien guardada, tuvo su momento para explotar en la luz. La niña se enteró de todas las cartas que su madre le había escondido, las leyó una por una y el amor por su padre creció infinitamente. Ella lo conoció solo por fotos, pero aun así podía imaginarlo. Con su madre todo fue distinto. La comenzó a tratar con indiferencia, como trata un rey mezquino a los traidores. La madre no dijo nada, siguió tratándola con el amor de siempre. La niña, que ya era una joven ad

Escalando el cruce / Climbing the crossroads

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English                   ¡Se plantaron ahí! En el mismo medio. El sol estaba en su hora pico, sentía el calor pegarme detrás de las orejas y las gotas de sudor que me bajaban por la espalda y se zambullían en el entremedio. ¡Puñeta que calor! Ellos están allí, indiferentes a la presencia de este acalorado peatón que no puede cruzar. El otro semáforo está en verde. Los carros se apresuran como el correcaminos huyendo del coyote: pipi. Sí, también me estoy meando. Aprieto la vejiga, aprieto las nalgas, me seco la frente, me limpio el brazo, miro el semáforo y sigue verde. Ellos siguen ahí, sobre la línea peatonal, donde no deben estar, por donde debe pasar el peatón cuando es su turno de cruce, el mío es ahora, pero no puedo cruzar. ¡Tengo una idea! Me acerco. Coloco un pie en el barandal de la pickup , escalo como cabra de montaña. Me subo al tope. El conductor siente mis pasos en su capota. Se baja, comienza a gritar. Me paso sus palabras por donde no me da el sol, igual que

La errata de los espíritus / The Spirits' errata

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English Desde pequeña mi mamá me instruyó en la mentira, en el engaño. A los 7 años ya sabía cortarles el pescuezo a las palomas y extirparles los ojos a las cabezas para usarlas en los rituales. A los 12 ya estaba bajo la mesa preparando los efectos especiales que mami me mandaba a hacer. Todos venían a visitarla, el nombre de doña Tomé era famoso en el barrio y en todo el pueblo. Hasta de otros pueblos venía gente a buscar la sanación por medio de los espíritus, a ver su futuro en las cartas y a exorcizar sus peores miedos. La casa se pasaba llena, y mami Tomé tenía todo preparado, siempre cobraba antes de empezar y dejaba caer algunas monedas al suelo para que así yo supiera que era momento de encender el cannabis junto con el incienso. A veces, cuando dejaba caer monedas, estás se iban por un agujero que tenía el piso y luego, cuando ya no quedaba nadie, era que yo podía bajar y meterme bajo los pilotes de la casa a buscar las monedas.   En ocasiones bajé antes a buscar las m

“Parquea”

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English Parquea’- (del inglés parking): Se refiere a estacionarte en un sitio quepas o no. Desde mi apartamento se ve la calle, para suerte o desgracia, veo cada día como las personas se estacionan a la orilla de la acera. Que eso suceda tiene varios inconvenientes. Cuando hay carros estacionados a ambos lados de la carretera, el camión de la basura no cabe. La última vez el chofer del camión nos voló los tímpanos con la bocina. Como no aparecía ningún dueño, uno de los vecinos salió de la casa y le gritó al chofer: “síguelo por ahí pa’ bajo y llévatelos tos’ de frente, ahí se supone que no se estacionen.” Eso me sonaba como una solución muy viable, pero bueno, se las ingeniaron para salir de la emboscada de autos. Luego de eso se avisó a la policía. Esa semana fue un festival de multas por estacionarse en el lugar indebido. Puesto un parche al problema de los autos en los dos lados de la calle, viene otro asunto que es de niveles cósmicos: estacionarse entre dos carros.

El día de un par de zapatos / The day of a pair of shoes

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 English Ella se levantaba a la carrera, de prisa, todos los días. El amanecer le subía la adrenalina a flor de piel, porque si se dormía un poco, si tomaba el sueño por los 5 minutos más anhelados, perdía la guagua. Se plantaba en la parada antes que el sol, fresca como flor rociada con sal, sal de mar, sal de prisa, sal de calor. La guagua llegaba más o menos a la misma hora, a las 5:30am, a las 5:55am, ya estaba buscando la llave para abrir la puerta de la casa de los señores. Empezaba preparando el desayuno de ejército. La familia era grande, en muchos aspectos, grande como la casa que habitaban. Y los niños la saludaban con afecto, tal vez porque crecieron con ella, o quizás por el sabor caribeño de su comida. Lo más seguro era eso, porque ella dejaba su negrura bámbula, en el rico olor del desayuno. Cuando preguntaban sobre comida hogareña a los niños, ellos describían un sabor cargado de historia, de sazón, salteado con curry y hogazas de mar. La madre no cocinaba, pod

La grieta

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Entré al paseo por la entrada principal, un tótem grande y hombruno da inicio a la gran fila de tiendas cerradas. Este pueblo no es como antes, aunque de cierta forma lo sigue siendo. Hay menos tiendas, eso es evidente, pero aún entre las puertas cerradas se percibe esa sensación de territorio inexplorado. Han construido un semi-techo a lo largo de todo el Paseo de Diego, su diseño es como un colador lleno de agujeros, lo que básicamente lo convierte en algo inútil que no sirve ni para el sol ni para la lluvia, pero se ve bonito. Las palomas se posan en el borde y comienzan a llenar el suelo con su pequeña pero mal oliente caca. El inútil techo llega hasta donde era la tienda Capri. También cerraron esa tienda, la dejaron en el abandono, convertida en un terreno baldío, en un espacio abierto para dejar las jeringas ya usadas e infectadas. Después de lo que fue Capri, la vida se reinventa. Al costado una tienda de ropa interior extranjera, económica, casi desechable. Del otro lado d