The Three Little Pigs: A Terror Story


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Once upon a time there were three scary little pigs.  They were always afraid of being eaten by the wolf that was around them. That's why they decided to build the typical three houses. One was made of straw, the second of wood and the third of bricks. As expected, when the wolf blew, the first two houses collapsed and the piglets had to take refuge in the brick house. The wolf got tired of blowing, and without being able to demolish the house, he went away. But as we all know, the one who walks away is not necessarily absent. The wolf was very clever and knew that the fate of pigs was sealed, not because they were fools, but because they were pigs. Knowing this, the wolf kept on roaming the brick house, and crouched in the thicket of the forest, waiting for the little pigs to come out. Soon after, the moment that had been awaited arrived. It was a full moon afternoon. The little pigs needed to eat and they looked for some food in the surroundings, near the house, without going far away. The wolves began to howl. Everywhere you could hear the resounding howls that bounced their echoes between the trees and the nightfall. The little pigs ran to their brick house, but when they arrived, the wolf was already at the door.  They only saw the sharp teeth peeking out ready to nibble at their bones. With no other choice, the piglets ran away from the forest, slipped on the leaves that autumn had stolen from the trees. The wolf was approaching, they felt it and not just one, they felt the whole herd. The howls ambushed them, they were terrified. The little pigs ran tirelessly to leave the forest behind, but the howls followed. When they realized it, the little pigs were fleeing in the middle of the night, between the streets of a town that seemed to be friendly. Not knowing what to do in that unknown place, they decided to hide. Squeezed through the only door they found open.  The wolves lost track of him. Scared, the three little pigs hid in the village butcher shop.
F. JaBieR

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