La Oficina
La cita es donde siempre, solo estoy comenzado a sentir cosas que no había sentido antes. En el primer piso, cerca de los elevadores. Un frío mayor a lo usual, en mi estado, esto debe ser normal. Cuando se levantó Mari Carmen movió la silla y ahora estoy medio torcido, bastante incómodo. -Hijo permíteme acomodarte, te va a causar dolor esa postura. Si crees en mi te curaras de todos tus males. Yo tengo el poder y la vida, quien cree en mi vive por siempre. Dolor, él no sabe lo que es el dolor. Pero él es el indicado, solo él puede entender mi silencio y llevarme al reino de los cielos. Si pudiese hablarte. Con tu Santo poder puedes oír mis plegarias. -Hazte un lado. A ver… ¿Qué hora tiene tu reloj? Respóndeme. Lo miraré yo misma. ¡Ayyy! Las menos cuarto, otro reloj que se me daña. Tendré que ir al mercado Chino a conseguir otro, quizás uno barato si funcione. Me pesa mucho la muñeca, también siento unos golpecitos. Son constantes, así debe ser como tod