Con nombre de mujer
Solo hablaré con
quien tome esa pistola y me apunte a matar. La multitud se quebró en silencio,
solo sollozos merodeaban por el polvo que regodeaba el suelo. ¡Quién se atreve
a matarme! Parecía estar hablando con la nada hasta que un hombre tomó el arma y
le apuntó justo a la frente. ¡Al fin!
Alguien valiente que se atreve a enfrentarme y dime que quieres. Mejor no me
digas, quieres que haya seguridad en el poblado. No hace falta, está hecho, si
me matas cualquiera de ellos dará la vida por ti. ¿Quieres ser un héroe?
Dispárame y tendrás que salvarlos a todos.
¿Quieres justicia? Dispárame y asume la culpa de tus actos. ¿Quieres los
lujos que yo tengo? Dispárame y ellos te mataran, porque también los quieren.
¿Sabes porque no me has disparado? Porque solo tú sostienes el arma, nadie más
se atrevió, acéptalo, tú no quieres cambiar todo esto, tu solo quieres estar en
mi lugar. Dispara y será tuyo, solo
tuyo, y ellos te odiaran. El hombre, temblando bajó el arma, sintió que era
cierto todo aquello, se sintió marioneta en circo de títeres, junto con los
otros títeres, pero aquella tarde sonó un disparo, hubo dos muertos y el cambio
llevaba nombre de mujer.
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