El silencio que me habita
En el silencio está
todo, lo uno y lo diverso unido en la sombría crueldad de un conjunto sin
significado, el conjunto de las preguntas y las respuestas, la nada compuesta
de algo. Cuando hablamos cortamos el
silencio con el aire, limitamos con letras punzantes la realidad completa,
encontramos la orilla ante el inmenso mar, filtramos en un hilo lo que es una
madeja. Es ahí cuando se interpreta, cuando nos disponemos a tejer sueños con
el hilo cuando la esencia está en la madeja, en el desorden, en el silencio. Lo
que decimos no tiene sentido sin lo que pensamos y tiene otros sentidos por lo
que otros piensan, porque enredan el hilo suelto en sus madejas, y el hilo
pierde su valor inicial, pero termina donde empezó, solo que, en otra parte, en
otro silencio, en el lugar donde al fin y al cabo habitamos todos, el desorden,
el silencio, donde realmente existimos como somos, aunque no lo sepamos. Deshílame sin miedo, rompe en pedazos el
desorden, desordena más, limita el caos con las palabras y construye un sueño
inventado, que siempre habrá silencio, cosas que soñar y pasos que dar,
sujetando el hilo de la mano para no perdernos en el laberinto, y de hacerlo,
poder regresar.
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