La llamada espantosa
,
Existe a escondidas.
Oculto tras un soberbio silencio tan obscuro como la verdad. Tiene forma,
deforme. Es bueno, grotesco. Es un ser vivo, su cadáver putrefacto llama a la
puerta. La necesidad de verlo nos invade. Nos llama, nos atrae el olor a vida y
muerte. Aunque no quieras ir, aunque te de miedo ver lo horripilante que puede
ser, tus pasos se acercan. Un labio leporino, unas garras torcidas, una bestia
de buen corazón. Ojos azules, cabello
rubio, piernas de sirena desterrada del mar. Se mantiene oculto, oculta, ambas,
ninguna o todas. Está tras la puerta cerrada, esperando mansamente o agazapado,
listo para atacar. Nos matará despiadadamente, nos arrullará con una canción de
cuna. Nos desgarrará las entrañas con su fuerza, nos dará un beso rojo carmesí.
El sonido de truenos nos revela que está ahí, el enojo iracundo, la furia y la
paz encarnadas. El miedo de ver unos ojos despiadados nos hace pensar que somos
presa fácil o quizás soberbios inmortales.
Estremecidos se preguntaron:
“¿Abrimos la puerta?”
Así lo hicieron, y antes de ver
algo, dejó de existir.
Comentarios
Publicar un comentario