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Microcuentos del espacio exterior

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Desigualdad Los astronautas miraban con asombro la uniformidad de la tierra, todo parecía lo mismo, una sola nación. Fue quizás la falta de gravedad  lo que les impidió el llanto, la verdad que sabían, causaba pena de muchas formas. Fuera del universo Ellos, los científicos importantes, inventores del mañana, creadores de teorías y leyes de ciencia, miraban a través del telescopio y se aterraban ante la infinitud del universo. A millones de años luz, sobre el lente de un microscopio, un ojo observaba a los científicos que miran desde la grandeza de su pequeño lente. Ovni puerto Desde que aterricé en Lajas, señalo al cielo, deseando volver a casa. Pornoespacial El radio telescopio de Arecibo captó las imágenes. A los pocos instantes estas ocuparon desde la primera plana hasta las búsquedas de internet. Todos quedamos asombrados al ver a los extraterrestres fornicando en medio de un cráter. Olas Lunares Las olas del mar, le pertenecen a la luna. La b

Criatura nocturna

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En una noche sobria me abandoné en lo profundo del bosque. El espesor de la vegetación bloqueaba la luz de la luna. Escuchaba aullidos, sentía los ojos de la noche mirándome. Estaba solo, apreciando la calma dentro del ruido, la serenidad dentro de la obscuridad. Era aquel mi lugar favorito, el bosque, el lugar que siempre me ha recibido como uno de los suyos. No tenía a donde ir, tal vez porque no quería ir a ninguna parte, porque prefería no ver la luz del sol reflejando mi cara, criaturas nocturnas. Una noche, de las tantas que anduve por allí, decidí quedarme, no volver a la civilización, a eso que llaman civilización.   Pasé el tiempo completo abrazado a la noche, igual lo hice las noches siguientes. Ya van meses desde que esto pasó. Sin embargo, ahora tengo miedo cuando los arbustos se mueven, cuando los ojos brillantes se asoman de repente, siempre me digo que no es nada. Pero lo he escuchado de algunos visitantes. Se rumora, que hay una extraña criatura vagando sola por l

Microcuentos de la calle hostil

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Acrobacia callejera Él era un acróbata sin malabares. Se balanceaba sobre una línea blanca y firme que dividía los carriles. Con ambos pies en tierra sobre la línea, zigzagueaba ente los carros, Parecía estar mareado sobre la cuerda floja, en plena hora pico del tráfico. Cruce peatonal De un lado a otro de la calle, sobre las teclas de un piano con caries, la gente cruza. El pase de cebras está recostado, frente a la estampida de elefantes. Fin del camino No existe carretera sin salida, si hay una entrada. Machismo vial La mujer hacia la calle, pero el hombre cobraba. Contra el tránsito Su terquedad era tanta, que antes de morir, pensó que todos estaban en su contra. Smog Siempre nos habían gustado los atardeceres. Los perseguíamos por todas partes como a fugitivos. Capturamos bellas imágenes, los atardeceres más hermosos que se puedan soñar. La última foto fue, como decirlo, ver al cielo triste, ha sido, quizás, la belleza más devastadora que

Microcuentos del hospital enfermo

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Los pacientes Los pacientes son aquellas personas enfermas que esperan por la atención médica.   Los más pacientes son aquellos que esperan, en una silla o de pie, equiparando una sonrisa demacrada, que su enfermo mejore. Acompañante Siempre ella. Ella era el ave posada en la rama de aquella sala de emergencias. Silbaba canciones al oído de su madre, que enferma, se iba encogiendo poco a poco, con el lento destino que la arropaba. Siempre ella. Fue tanto tiempo el que estuvo a su lado que su trinar de ave dejó de ser la sonrisa del dolor de su madre.   En los últimos tiempos su madre comenzó a reír con la melodía de otras aves. Eran aves de paso que la rondaban, algunas con cánticos, otras con el trinar ronco de un buitre. El día que su madre murió las aves llenaron de plumas todo lo visible, cubrieron todo. Desde lo alto, su madre recordaba a todas las aves. A ella, siempre a ella, más que a ninguna. Operación La enfermedad era grave. Tan grave que le extirparon gr

EXILIO DEL DIFERENTE- REDES SOCIALES

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Federico es uno de esos pocos tipos que ve a la vida mientras esta lo mira a él.   Se miran profundamente, como si se reconocieran, por eso Federico pasa la vida ensimismado, metiendo las manos en los bolsillos cuando sale a caminar. En ocasiones Federico necesita localizarse en el mundo, por eso su amigo le sugirió unirse a una red social. En las tardes, casi cuando el sol baja en picada para sumergirse en el horizonte, Federico visita virtualmente a sus “amigos”. Una lista grande se desplaza por el monitor, pesadas piedras se estiran a lo largo y ancho de la pantalla. Son los comentarios de esa gente que dice conocerlo, haberlo conocido, haberlo visto alguna vez.   Federico comienza por leer algunas noticias, el mundo gira rápido y la tecnología lo sabe, te acerca la información a tu casa, abre la puerta y la sube hasta tus manos, en caso de que la leamos. Federico pasa su vista por algunos buenos chistes, risas que parchan la crudeza del reflejo de la luz, al menos por un rato