Mediados de vuelo
La policía había
llegado al lugar de los hechos, una casa vulgar que se hacía a la sombra detrás
de la plaza del mercado. Allí donde se
dice que viven las madres solteras, el
mal parido que las preña siempre desaparece antes de los nueve meses. Pero la
casa acordonada como la escena del crimen era de un tal Ignacio Pérturbo. Las vecinas decían que el señor vivía solo, la
mayoría coincidían en que él tenía una
hija, aunque no la veían desde el día en que murió la madre. Los agentes
no pudieron recuperar mucho. Un cuchillo,
utilizado para apuñalar al señor y un tablero de ajedrez con todas las
fichas caídas, excepto la reina. Bajo su corona había una nota que decía:
“jaque mate". Esas eran las únicas pistas.
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