Microcuentos revueltos I




Olvido
Cuando se sufre por no olvidar, se olvida para no sufrir.


Enamorados
Creyeron haberlo visto todo, pero recién se conocían.


Bien vivido
La cirujana quedó impresionada cuando operó a su paciente. En todos sus años de experiencia jamás había visto un corazón tan brillante, tan lleno de amor, y por desgracia, tan falto de tiempo.


La paradoja del árbol que cae
En medio da la nada murió un hombre. Ni los cuervos ni los buitres fueron a comer sus restos, tal vez porque no había nadie para que pudiera decir que estaba muerto.


Pulmones
El aire que permite que un avión vuele, es el mismo que nos hace más pesados los pulmones.


Contradicciones loables
En un acto secular, el soldado honraba sus insignias de guerra.


Futuros inciertos
Los hospitales huelen a lo que huele la esperanza cuando la metes en la nevera.


Heridas
El papel puede cortar con sus bordes, con sus letras o con ambas.


Última palabra
Un hombre, declarado muerto, abrió los ojos en medio de la morgue. Miró a los otros muertos que había a su alrededor << ¡hipócritas! >> gritó, y se volvió a morir.


Desmoraliza al criminal

El asesino, que era un hombre de palabra amenazó: <<dime tu último deseo para después poder matarte>>. <<Deseo que no me mates>>. 


[*Si te han gustado estos microcuentos no dudes en seguir la página de facebook para que no te pierdas ningún "post". También  puedes navegar por el blog y descubrir las cosas que ofrece. 
¿Qué otras cosas pueden formar parte de este blog? Envíeme un mensaje con tu sugerencia, en facebook , twitter o instagram (o google + mientras dure). ]
👇👇👇👇✍👍





Comentarios

  1. Siempre un placer leer tus microcuentos, en todos encuentro un mensaje que me llega.

    Mil besitos y feliz día de la poesía.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias siempre por leer y ser parte de estas historias. ¡Un abrazo!

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Los tres cerditos: una historia de terror / The Three Little Pigs: A Terror Story

El calcetín rojo

Érase un Hombre que quería un corazón de piedra