Carta encontrada sin destinatario


Fecha sin establecer


          Extraño los días de lluvia, lleva una temporada a pleno sol por estos lares. Las flores ya parecen estar implorando algunas gotas de nubes quebrantadas. ¿Me pregunto por qué lloran las nubes?  Si yo fuese una nube me pasaría el día de aguacero en aguacero, porque no se llorar a medias, me desbordo como un río lleno de escombros. Hace mucho tiempo que no lloro. También hay sequía en mis ojos. Me levanto con tal entusiasmo que a veces me sorprendo, me agarro tan alegre que de momento pienso que me va a pasar algo. Siempre algo malo. Sé que es una tontería, pero me sucede. Hay días en los que me gustaría pausar todo, detener el tiempo y ver la quietud en sí misma, observar el lagrimar de las nubes que se desbocan en agua. Tanto llanto por las calles y yo con una sonrisa. Una de verdad, no de esas que la gente tiene. He notado que al mundo lo invade la apatía, ya nada interesa, excepto lo propio. En cambio, yo, bueno, aquí me tienes, pensando en ti como siempre, porque, aunque intente negarlo, soy una flor seca y sin raíz, porque mi raíz se quedó plantada en tu huerto, pero tú nunca lo supiste, porque yo nunca lo dije. Ahora, ando con mis pétalos apagados suplicando por un poco de tu lluvia, pero te vez tan feliz, no quiero que te pase nada, aunque lo admito, mis adentros quieren que tu paisaje se nuble para que tu lluvia por lo menos me salpique. Así soy.
Volveré,
La flaca.


Comentarios

  1. Muy bello y algo melancólico. Me gusta porque se hace natural el deslizarse por tus palabras. Nada chirría. Suena bien. Y además, una buena llorera siempre es buena.

    Saludos!

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