Rueda y viento / Wheel and wind


Miro el abanico de techo de mi casa, siento el aire soplándome los pantis, golpeándome en el pecho, acariciando todo aquello que no ha sido acariciado. ¿Qué pasa si se cae de golpe el abanico? Cierro los ojos. Me asusto por el miedo a que se caiga o por el miedo a haberlo pensado.  No dejo de sentir las vueltas que da mientras se sujeta del techo como un murciélago hambriento.  Escucho ese chillido, el que se le pegó hace unos meses y dije que lo repararía cuando tuviera chavos. Tal vez es un tornillo que se afloja lentamente mientras duermo. ¡Qué maldito calor carajo! Aunque me parta en dos no pienso apagarlo, la cama está caliente, las sábanas parecen capas de piel que me ahogan como casi todo en mi vida, toda rodeada de calores insoportables. No tengo ánimos ni de hacerme feliz por un breve momento, me suenan las tripas, podría ir a comer dentro de la nevera, total hay espacio de sobra. Sola con mi calor, con el calor, con los calores que están inaguantables, con las facturas de la luz acumulándose, con la vida acumulándose por los rincones hediondos….  Y aquí bajo el abanico… semidesnuda sin poder remediar el sonido del abanico que me vuelve loca.  Si ese abanico se cae ¿qué tengo que perder?

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