Arrodillado bajo el sol
¿Qué mundo hemos creado? Son sus pies descalzos capaces de resistir las brasas de ese infierno que imaginamos tan caliente. El calor del asfalto al medio día lo había preparado para eso, no solo a sus pies, a toda su piel que de por sí ya era negra. Si no fuese por el reflejo de la luz del sol en los carros hubiese sido fácil distinguir si la pena que llevaba metida entre los pliegues de la cara era provocada por la lluvia que lo mantenía vivo por dentro. De no ser así, debía ser el mismo reflejo de la luz de medio día, que lo hacía fruncir el ceño. Se acercó a mi auto, así fue como pude verlo bien. Bajé el cristal para depositar en su vaso unas monedas que estaban en un hueco de auto. Me percaté de que le faltaban algunos dientes, su sonrisa se hundía entre sus labios, como si por hambre se la comiera. Lo vi alejarse por el espejo retrovisor, metía sus pies un poco hacia adentro, pero cuando caminaba de prisa no se le notaba. ...