Mar dulce
¡Levanta soldado, que las cuatro son y hay que defender los mares! Eso era lo que se vociferaba en el barco azul que surcaba el mar de agua dulce de lado a lado. Los tripulantes del barco de repente quedaron aterrados. Un pequeño gigante estaba de pie justo en medio del mar. El barco navegó a toda ola hasta la orilla, empujado por gritos asustadizos que se adelantaban al futuro. Ya en la orilla el capitán del barco miró hacia atrás. -No hay nada de qué preocuparse- así gritaba mientras ignoraba que el pequeño gigante jugaba al buzo. Bajo el barco estaba el pequeño gigante se encontraba intentando atrapar un pez escurridizo que aunque no tenía aletas, era el más veloz de todos los peces. Quizás por falta de aire el pequeño gigante se levanta y el barco cae de su espalda a la profundidad de los mares. Los tripulantes logran sobrevivir y flotando sobre el agua intentan acercarse nuevamente a la orilla. Todos logran alcanzar la orilla. Sin embargo, en la orilla corren más