Paralelo tres: Presente
Ya
habían pasado algunas dos semanas desde que Natalia se había ido. Cada mañana notaba su ausencia al mirar al
lado derecho de la cama que no tenía arrugas. Me había quedado solo, rasgándole
una rodilla a la vida. Sé que pasábamos por un mal momento, pero no era una situación
tan grave. Al menos eso creo yo. Pero era de suponerse, Natalia debe haber
pensado que yo estaba saliendo con Luisa, dicen que donde hubo fuego, cenizas
quedan. Y Luisa, Luisa es chica misteriosa de esas que llevan la vida al
límite, por eso fue mi primer amor. Y si, no puedo negar que con su regreso
trajo algunas intenciones que quería probar conmigo, era de esperarse, cuando
estuvimos juntos hacíamos de cada día un laboratorio de experimentos. Es por eso que tuve que escribirle la carta.
Pero Natalia la encontró y se marchó
de casa sin darme tiempo a explicarle. Así que la llamé en la mañana, en la
tarde y en la noche, pero negó a mis
oídos el regalo de su voz. No soy persona que se rinde fácil, así que fui a
casa de su hermana a buscarla.
-Natalia,
sé que estás ahí solo quiero hablar contigo y explicarte. Sabes que te amo…
-Vete
a tu casa y deja a mi hermana tranquila.
-
La cosa no es contigo es con Natalia, y yo sé que me puede oír, solo tú me entiendes Natalia, solo tú sabes
que todo lo pongo de revés por ti, solo
tú entenderías que yo te puedo decir verdades que para otros disfrazadas de
mentira. Recuerdas eso que siempre me dices: tú pones tu mundo de cabezas solo por hacerme reír, eres
difícil de entender.
-Cállate
y vete- me dijo su hermana. Sin remedio me tuve que ir. Al llegar a mi casa
encontré a Luisa sentada junto a la puerta. El agua en sus mejillas ya había
borrado el escaso maquillaje que llevaba. Me senté a su lado.
-Siempre
fuiste el amor de mi vida, ya sé que te perdí, (se secó las lágrimas con un
pañuelo), pero tenía que intentarlo.
-Natalia
se fue. Encontró la carta y se marchó.
-
No será la única, yo también vine a despedirme, hice mi intento y fue como
atrapar mariposas bajo el agua. Hasta siempre.- Me dio un fuerte abrazo, de
esos que te enjuagan el alma, y se marchó.
Entré a mi casa, en la mesa del
comedor había un aeropuerto de moscas que debía limpiar. Recogí la casa, lavé
la ropa, alquilé una luna que colgué del techo y dejé todo preparado por si
decidías regresar. Pasó el día y llegó el tiempo de darme una ducha y
nuevamente acostarme a dormir en el desierto de sábanas vacías. Fue una larga
noche de esas de sueño profundo.
Al día siguiente saltó la luz del sol
por la ventana, y juraría haber visto tu silueta, tu sonrisa. Había un olor a
ti en la habitación. Cayó mi vista hasta
los pies de la cama donde había dejado yo mi camisa. Allí estabas, sentada
sobre las cortas mangas que querían correr a abrazarte. Me acerqué un poco, vi
como releías la carta que yo había guardado.
CHRIS
PERDÓNAME
HOY
SOLO QUIERO DECIRTE
QUE
NO PUEDO ESTAR MÁS A TU LADO
LO
ÚLTIMO QUE QUISIERA ESCUCHAR DE TU BOCA ES
QUE
ME SIGUES AMANDO
YA
SE
NUNCA
PODRÉ DARTE LA FELICIDAD QUE MERECES
POR
FAVOR NO CREAS QUE
ESTO
LO SOLUCIONAREMOS PRONTO
ESTOY
MÁS QUE SEGURO
VAS
A REHACER TU VIDA CON ALGUIEN QUE TE AME MÁS
NO
QUIERO QUE PIENSES QUE
ESTE ES EL FINAL DE TODO,
SI
CREES QUE
TE
AMO,
NO
ES ASÍ
VOY
A OLVIDAR LO QUE SUCEDIÓ ENTRE NOSOTROS
Y
SI PIENSAS QUE
LO
NUESTRO ERA UN AMOR REALMENTE VERDADERO
MEJOR
PIÉNSALO DOS VECES
PARA:
NATALIA
Al
terminar de leer la carta me diste un beso, un abrazo y una mañana de
reconciliación llena de susurros profundos. Luego te recostaste en mi pecho.
-Tienes
razón, aún podemos continuar aquella felicidad que dejamos manca e intentamos
ponerle un brazo de mar, solo nos toca volver a empezar.
-
No te preocupes- la interrumpí- ya sabes que lo que debemos hacer es amarnos
tal y como somos, con el corazón,
nuestro amor es más grande que grande. ¿Cuándo te diste cuenta?
-¿De
lo de la carta?
-
¡Sí!
-
Escuché lo que gritaste en la casa de mi hermana, lo que dijiste de que solo yo
podía entender, pensé en lo que siempre
te digo acerca de que pones tu mundo de cabeza solo para hacerme feliz, oí claro cuando dijiste: por ti pongo todo al revés. Por eso llegué aquí esta mañana y
pasó lo que pasó, en tendí tu mensaje de que la carta para mi estaba escrita al
revés. Como no la recordaba vine a leerla, y comencé como me dijiste, al revés, de abajo hacia arriba, y ya
te he perdonado.
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