La sirena de sal
Las olas besaban la arena con un beso
experto aprendido millones de años atrás. El sol, celoso y cabizbajo se escondía tras el horizonte
para que no lo vieran llorar. Fue un erróneo beso aquel que me diste por
primera vez. Mi labio estaba tembloroso por verte tan cerca. No tenía idea de
cómo iba a ser. Siempre dicen que es un momento hermoso e inolvidable.
Realmente fue el momento más hermoso y torpe de mi vida. Supongo que lo hice
mal, tengo todavía en mis oídos el incómodo sonido de nuestros dientes chocando,
era una sensación horrible que me elevaba al cielo. No sabía qué hacer con tus
labios, unas ganas de empujarte se quedaban inmóviles ante mi agradable sorpresa. Tus manos creo que tocaban mi trasero, la verdad no tengo idea si así fue, porque mis
nervios jugaban al escondite con las hormonas, que indecentemente,
me creaban pensamientos que se revolcaban en la fría arena. Por suerte ese momento incomodo pasó. Supongo
haberte sorprendido, aprendí rápido a besar.
Besos franceses, con mordida, de cabezas, rápidos, lentos, apasionados…. me habían hecho pensar que dominaba todos los
besos que me habías enseñado e incluso creía besar mejor que tú. Obviamente no
era cierto, un mago jamás revela sus
secretos, pero siempre juega con un beso bajo la manga. No me enseñaste a besar para encadenar el
cariño. Peor que Prometeo quedó mi
cariño anclado a una roca en medio del desierto. Una nostálgica brisa me cubrió de arena al
saber que tu cariño a otro beso estaba locamente encadenado. Fue así como me diste un último beso
que convirtió mis ilusiones en trapecistas que saltan aferrados de
cuerdas que no existen. El sonido de los
besos que con tanto amor tejí, son ahora la voz de alguna concha de caracol que
resuena en sus adentros el sonido de las brisas enamoradas de la playa. Por no
perder la ilusión, rescato aquellos besos, aquellas pequeñas dosis de vida
fugaz que me diste a probar. Hoy solo soy una sirena de sal, que se rompe, porque su cariño se
quedó encadenado a un beso muy pesado
que se recuesta en los labios de la playa.
Ese primer beso que tanto esperamos y que logra desarmarnos de tal forma que nos quedamos pensando si lo hicimos bien, si fuimos buenos y tú no solo lo has relatado genialmente si no que además le diste un toque en forma de poesía que es digno de resaltar. Comparto con mucho gusto
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