Lágrimas de violín







Hay tanta belleza en las cosas, en especial en aquellas que son por naturaleza desgarradoras. Los sonidos pueden llegar a ser sublimes, quizás lleguen a ser místicos.  Las manos de Esmeralda son famosas por esclavizar las notas musicales y doblegarlas ante la belleza de su talento. Cuando la oyes tocar sientes que las notas han salido del papel y se han hecho una con el mundo. Esmeralda no ha tocado una pieza desde el día del accidente de su hijo. Como un misterio dejó de aparecer en los escenarios. Su talento se obscureció en el silencio.
Hoy, después de todo este tiempo, Esmeralda regresa a deleitarnos con su música. El público está a la espera de escuchar sus manos acariciando la música que produce su violín.  El espectáculo comienza con una pieza excelsa, interpretada por su hijo en honor a Esmeralda por salvar su vida.  El público se ha conmovido. El momento que todos esperan ha llegado, Esmeralda hace aparición y saluda a su público. Para sorpresa de todos, Esmeralda toma asiento y se descalza los zapatos. Su hijo pone un guitarra en el suelo. Esmeralda recoge la manga de su traje y deja al descubierto su brazo sin mano. Con sus pies comienzan los sonidos. El nuevo acto parece magia, todos quedamos sorprendidos. Las notas expresaban más dolor que nunca, pero sonaban hermosas como siempre. Al terminar, todos lloramos, reconocimos la belleza de aquello que por naturaleza era triste. De pie aplaudimos,  hasta que nos dolieron las manos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los tres cerditos: una historia de terror / The Three Little Pigs: A Terror Story

El calcetín rojo

Érase un Hombre que quería un corazón de piedra