Microcuentos de fantasías revertidas






Tonos de azul
La princesa, encerrada en la torre, dormida por un encantamiento, a la espera de su príncipe azul. Dos príncipes de distintos reinos salieron a su rescate. Sin embargo, la princesa no despertó y una mezcla de azules ocurrió junto a los huesos de un dragón que había muerto de hambre.


La princesa no duerme
Sin encomendarse a nadie, la princesa decidió rescatarse. 


El alienado
Un hombre de semblante cansado, sentado en la banca de un parque, observaba a la gente. Al cabo de un rato se puso de pie, sacó de su sombrero mágico una puerta, entró y cerro con seguro.


El esclavo
          Mientras caminaba por la calle encontró un anillo pegado a un dedo.  Con cuidado lo sacó, lo miró, y como pensó que le serviría, se lo colocó en el dedo de la mano derecha. Se veía reluciente, y lo mejor era que con unos simples movimientos lo que deseaba se le cumplía, no se lo quitaría por nada en el mundo.  Pidió miles de cosas, aumentó su fortuna, mejoró su estilo de vida, cambió todo lo que un día fue por un futuro reluciente. Pero a los pocos días, el dedo en el que estaba colocado el anillo, comenzó a dolerle. Era un dolor severo, pero insistía en no quitarse el anillo por miedo a perderlo.  Entonces no hubo mejor solución que utilizar una vez más el anillo mágico, sin dudarlo, pidió que el dolor de su dedo desapareciera. El anillo brillo intensamente por un instante, luego cayó al suelo, opaco y pegado al dedo.

Realidad
Cuando terminó de escribir con aquella maquinilla antigua, toda la fantasía que había escrito se volvió realidad. Entonces ya no tuvo sentido fantasear.


La mitad de abajo
El pescador tiró las redes al mar y atrapó una sirena. La miró, y muy descontento, la tiró al agua otra vez.


Magia ficticia
Cuando se le acabó el enamoramiento, ella comprendió que él era la parte mágica entre dos mundos, un ilusionista.


Fantasía de pequeños
Era una diminuta hada, enamorada de Peter Pan.


Hechizo
Sus lunares son mágicos, en especial ese que tiene junto a la boca y que tanta envidia me causa.


Sin título
          Recuerdo que tomé una pócima para olvidar….


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