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El hombre bala se ha enamorado

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¡El circo el circo! Como era de suponerse, el circo había llegado a la cuidad.   Todos, grandes y chicos estaban ansiosos por ir al espectáculo circense. Malabaristas, magos, payasos, acróbatas y lo más esperado; la bala humana.   La cuidad estaba efusiva, por todas partes se respiraba olor a feria, a algodón dulce y   “popcorn” salado.   La   carpa ya estaba instalada, todo el personal del circo estaba practicando su acto. El acto del Gran Gilbert era el más aclamado.  Él  un niño circense, su padre fue el primer hombre bala.   Dicen que murió cuando Gilbert   tenía 5 años. Algunos dicen que al padre de Gilbert le salió el tiro por la culata.   Luego de la muerte de su padre, su hermano mayor Tony el magnífico, se convirtió en la bala humana.  Tony  murió a los 30 años al impactar fuera del blanco.   Así que a los 10 años Gilbert comenzó a ser conocido como bala veloz. A los 15 años su madre, mejor acróbata del circo, le dijo a Gilbert que debía ocupar el lugar de su padre

Cartas

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Carta 1 A mi siempre amigo Claudio.           ¿Recuerdas aquella noche en que te dije que me gustaba pensar que estaba hecha de estrellas o algo brillante?   Creo que es así, antes no lo veía, y mira que tú insistías en que yo estaba hecha de soles. Nadie me aceptaba Claudio. Éramos solo tú, yo y nuestra imaginación.   Ya la gente comienza a aceptarme como soy, mis nuevos amigos me entienden, me   hacen reír y disfrutan de mí talento. Estoy comenzando a pensar que me comprenden y que les caigo bien.   ¿Eso es la amistad no?   De seguro no pueden ser tan buenos amigos como tú, eres único en el universo. No sabes cómo me duele que te hayas ido.   A veces pienso en llamarte, pero no lo hago. Siento que si escucho tu voz comenzaré   a llorar como una tonta.   Sé que dirías que es una tontería mía, que me quieres y   que en cuanto puedas vendrás a verme. Siempre eres así de tierno y no tener esa ternura a mi lado ya me está comenzando a doler.   Pienso que he madurado un poco,

El príncipe

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En alguna parte del mundo medieval,   está el príncipe.   Pocos saben lo que le pasa, el príncipe está triste. Tiene todo lo que una persona puede desear: amor, dinero, salud y bienestar. El príncipe está enamorado pero no quiere amar. Tampoco quiere   el palacio, ni las joyas y mucho menos que lo protejan día y noche.   El príncipe quiere ser libre, sueña con abrazar los cielos y sentirse veloz como el viento alegre. En las noches,   las   estrellas fugaces   despistan su mirada en el horizonte.    El príncipe palidece, sentado en su silla de oro. El amor le roba el tiempo libre que acurruca en su regazo. La libertad explota en sus ojos como un destello de felicidad serena.   El príncipe ama a la princesa como no ha amado a nadie.   ¿Prefiere amor o libertad? ¡Pobre príncipe!    Detenido frente a una ventana de cristal, en un hotel   lujoso en   Nueva York,   está él. A treinta   pisos   de las mejores ganas de amar y soñar, se encuentra una decisión. El príncipe esta triste, da

Secreto compartido

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Elisa es la reina de la noche. Luis es el mejor profesor   de la universidad. Tacones altos, espalda erguida, ropa sexy, pestañas largas y maquillaje. Zapatos elegantes, pantalón negro, camisa manga larga, corbata y chaqueta. Elisa desafía “El capital de Karl Marx” con el dinero que colocan los clientes dentro de su tanga. Luis enseña literatura en una universidad prestigiosa. Elisa,   con el brillo de las luces, pule el cilindro plateado que está en medio del escenario. Luis, en sus manos, tiene las copias de los libros más estudiados. Elisa imita a   Madonna,   a Lady Gaga y hasta a Marilyn Monroe. La noche siempre es digna de un gran espectáculo musical. Luis habla de   Mary Shelley, Kafka y Cervantes. Esto es solo una pizca del   gran conocimiento que tiene. El mejor cliente de Elisa se llama José. José es el estudiante más destacado de Luis. Elisa guarda un enorme secreto. Lo esconde de José. Luis   es el único que sabe el secreto de Elis

Buena malicia: Beso rojo

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Después de ver como la secretaria de mis sueños se iba con otro hombre, decidí olvidarla.   La tarea  de sacar de mi mente la belleza de Raquel no iba a ser fácil.   Un tiempo atrás,   hubiese olvidado a Raquel con la primera chica que me regalara un guiño. Sin embargo, hoy solo siento que mis pensamientos flotan en una nube y que mi instrumento de amor no se alegra con la misma pasión.   Esto debe ser que me he dado cuenta de que lo que tengo no es suficiente.   La verdad es que es más que suficiente, lo único que no tengo a nadie con quien compartirlo.   Como si olvidar a Raquel no fuese suficiente, hace tres días que estoy en el hospital.   Me han puesto tres sueros, cada uno toma más tiempo en acabarse que el anterior.   Es momento de que la enfermera venga a revisarme pero debe estar revolcándose con algún doctor. Cada quien mejora su estatus como cree conveniente. ¡Calumnias! Viene en camino. Mentira, se ha detenido   a hablar con un hombre. ¡Mierda! No puede ser, es Hi

El reflejo

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Lucía iba por la calle, estaba admirando la poca naturaleza que se escurría entre los edificios. De repente, miró a un lado y vio en el escaparate de una  tienda un letrero que decía: La casa del reflejo. Que una tienda tuviese ese nombre le pareció curioso. Esa misma curiosidad provocó que entrara a la tienda. Una vez adentro, descubrió un tipo de recepción en la cual el vendedor atendía a los clientes.  - Buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarla? - Lo siento, solo entré por curiosidad, quería saber que vendían aquí.  - ¡No se vaya! Aquí vendemos espejos, quizás le interese alguno.  - ¿Espejos? Aquí no hay ningún espejo.  - Por supuesto que los hay. Lo que sucede es que solo puedo fabricar un espejo por cliente. Si el espejo se rompe, no puedo ni repararlo ni fabricar otro.  - Eso suena bastante estúpido. ¿Lo sabe? - Puede que suene estúpido, pero no lo es. Nuestros espejos son muy especiales. Si gusta puede  mirarse en alguno.  El vendedor sacó de la vitrina

La carrera

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Era la competencia más importante en Terrio. Todos los atletas de la cuidad estaban allí.   Desde un podio el alcalde decía: “Lo importante de esta competencia es llegar a la meta. ¡El primero que llegue, será el campeón!”   Todos los atletas se acomodaron en la línea de partida.   Se formaron dos filas, en la primera de ellas se colocaron los corredores de mayor edad y en la segunda los más jóvenes.   Cerca del podio y lejos de la pista, estaba la mesa de apuestas. Todos los ciudadanos, excepto uno, pusieron su dinero bajo el nombre de Jake.   Este atleta   era la esperanza de Terrio, era el más talentoso, el más esbelto, el más ejercitado y el más preparado.   Todos querían que Jake ganara, su victoria sería el pase de Terrio a las carreras nacionales.   Los competidores se preparaban para salir. ¡En sus marcas, listos, fuera! Una manada de pisadas sacudió el polvorín del camino.   Jake de inmediato tomó la delantera, los demás jóvenes seguían sus pasos y los mayores se habí