El reflejo



Lucía iba por la calle, estaba admirando la poca naturaleza que se escurría entre los edificios. De repente, miró a un lado y vio en el escaparate de una  tienda un letrero que decía: La casa del reflejo. Que una tienda tuviese ese nombre le pareció curioso. Esa misma curiosidad provocó que entrara a la tienda. Una vez adentro, descubrió un tipo de recepción en la cual el vendedor atendía a los clientes. 

- Buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarla?

- Lo siento, solo entré por curiosidad, quería saber que vendían aquí. 

- ¡No se vaya! Aquí vendemos espejos, quizás le interese alguno. 

- ¿Espejos? Aquí no hay ningún espejo. 

- Por supuesto que los hay. Lo que sucede es que solo puedo fabricar un espejo por cliente. Si el espejo se rompe, no puedo ni repararlo ni fabricar otro. 

- Eso suena bastante estúpido. ¿Lo sabe?

- Puede que suene estúpido, pero no lo es. Nuestros espejos son muy especiales. Si gusta puede  mirarse en alguno. 

El vendedor sacó de la vitrina al menos unos 10 espejos, cada uno de diferente color. Estaban todos boca abajo, Lucía los miraba extrañada. Tomó uno y se miró. Quedó estupefacta y le pidió al vendedor que le fabricara uno de esos.

-¿No desea probar algún otro? Recuerde que solo puedo fabricar un espejo por cliente. 

-¡Quiero ese! Lo quiero del tamaño de un espejo de manos. ¿Puede hacerlo? 

-Por supuesto, en media hora puede venir por él.

Pasados los 30 minutos, Lucía apareció en la tienda para buscar su espejo. El vendedor lo había colocado en una hermosa caja acojinada que tenía como cierre una mariposa. El estuche no comparaba con la belleza del espejo.  Luego de pagarlo, Lucía se fue a casa. Esa misma noche, el esposo de Lucía notó el bello espejo que estaba recostado sobre la mesa de noche. Él tenía todas las intenciones de cuestionar a Lucía por aquel espejo, pues pensó que había costado una fortuna. Sin embargo, al verse reflejado en el espejo quedó sin palabra alguna. Colocó el espejo donde estaba y se fue a la cama. 

Algo extraño le había sucedido a la pareja. Lucía se acercaba a la cama con la ropa más sexy que había usado en su vida. Su esposo no dudó en ser aventurero. Una extraña seguridad los invadía a los dos. Aquella noche fue de amar y amar, y cada amor, fue una aventura. 

Al día siguiente, Lucía se sentía resplandeciente. Luego de un baño y arreglarse, se miró en el espejo. Su esposo, al verla tan sonriente, le dio un beso amoroso. Lucía estaba sorprendida, hacía mucho tiempo que su esposo no la trataba así. Ese día todo les salió perfecto y fue igual durante los días siguientes. De hecho todos los días, desde que Lucía compró el espejo, fueron excelentes. Su esposo y ella revivieron la llama del amor, ambos tomaron tan buenas decisiones que los hizo mejorar su economía e incluso se volvieron un tipo de pareja ideal. 

Una mañana mientras Lucía se arreglaba, para ir a trabajar, hubo un pequeño sismo. Los leves movimientos de la tierra hicieron que el espejo cayera al suelo.  Lucía y su esposo se miraron, como si hubiese un acuerdo de complicidad secreto. Lucía levantó el espejo.  Una telaraña de filoso cristal, se había creado en la parte superior del espejo.  El daño no fue grave, al menos se podía ver el reflejo del rostro. Su esposo y ella se volvieron a mirar.  Lucía empacó el espejo y a eso del   mediodía, llegó a la tienda.

- Buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarte Lucía?

-¿Se acuerda de mí?

- Por supuesto, jamás olvido el nombre de un cliente. 

- Bien, no importa. Vengo aquí porque se rompió el espejo y ya no puedo vivir sin él. 

-No puedo repararlo, mucho menos fabricarte uno nuevo. Así te lo dije el día que compraste este. 

- Tiene que hacer algo o de lo contrario, todo lo que he logrado se irá a la basura.

-¿Usted cree que el espejo cambió su vida?

- Claro que sí, todo me va mejor desde que compré este espejo. Cuando me miro en él me veo amable, hermosa.... soñada.

-Lucía, el espejo que compraste se llama "espejo idealizador". Cuando alguien se mira en uno de estos espejos, lo que ve es el reflejo de cómo le gustaría ser. Al romperse, el espejo pierde la magia y se convierte en un espejo como cualquier otro. 

El vendedor colocó todos los espejos de muestra sobre el mostrador y le dijo a Lucía que se mirara en cada uno de ellos. 

-En cada uno me veo diferente. 

- Es cierto. Pero acaso.... ¿Qué te veas diferente en cada espejo hace que el reflejo no sea tuyo? 

Hubo un sutil silencio, en el cual, Lucía entendió que lo importante no lo había logrado el espejo. Se dio cuenta de que todos los reflejos le pertenecían a ella. 

Comentarios

  1. Anónimo: Una crítica es mucho más constructiva y hasta admirable, si la rubricas...

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  2. Es precioso Felix... Me encanta y es cierto.... Nos vemos como nos sentimos somos nuestro reflejo en toda nuestra vida. No lo olvidéis nunca... .. .

    Un comentario siempre debe ser respetado pero rubricado, y sabes, yo a veces, muchas, me salto los acentos y .... lo hago por que quiero y puedo.... otras el dichoso corrector se vuelve loco. No dejes de traernos estas historias lindas. bs.

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  3. Maravilhoso! Gostei muito de ler...
    Beijinho
    Maria

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