Cartas


Carta 2
Querido Claudio:

          No todo salió como esperaba. De todas formas estoy contenta,  aceptaron mi arte. Sí, yo tampoco lo creo. A todos le encantó la pintura del hombre que tiene el rostro borrado, ese que pinté la mañana en que me diste aquel café con menta. ¿Te acuerdas? Te digo que no todo estuvo bien, el dueño de la galería de arte es Rodrigo. Como siempre, comenzó a criticarme. A veces no lo entiendo, supongo que por eso nos separamos. No sé qué es lo que él hace, primero me acusa  de haberle roto el corazón  y luego me ayuda exhibiendo mi arte. Quizás me estoy volviendo loca. ¿Loca yo? Jajaja. Como es costumbre, Rodrigo me preguntó por ti. Según él, quería saber dónde está el hombre que nos separó.

          La flaca no tiene dueño, la flaca es una mujer libre; eso dice mi Claudio. Debe ser por eso que te hecha  la culpa. Lo importante es que la próxima semana voy a tener mi primera exhibición a puertas abiertas.  Siempre me quedo esperando tus chistes… de seguro si esto no fuese una carta hubieses dicho algo como: “obvio que a puertas abiertas, sino como iba a entrar la gente”. Tonto pero igual me hubiese reído.  

Hoy, cuando pasé por el restaurante de la esquina,  encontré a Maritza. Esa Maritza. La esposa del alcalde, la que necesita una alfombra roja para caminar, la que me maltrataba cuando estábamos en la escuela y me decía que nunca iba a lograr nada. Te imaginarás que no ha cambiado en nada, al menos como persona, físicamente parece que se metamorfoseó en hipopótamo de lujo. Me dijo que había asistido a mi exposición, a la privada. Me dijo que tenía mucha habilidad,  que pintaba hermoso y que no había visto arte más sentimental.  Luego me dijo que sentía lástima porque eso solo en mi arte que yo seguía fea como siempre y que para ser artista no sabía  combinar los colores de mi ropa.

No te imaginas cuanto he cambiado gracias a ti. En vez de agachar la cabeza, como hubiese hecho hace algún tiempo, le dije: gracias por apreciar mi arte,  lo próximo que voy a pintar son unos cuernos muy grandes. Los voy a pintar lo más realista posible porque quiero que combinen con  los que te pintó tu marido en la mollera. Me fulminó con la mirada mientras decía: “el martes en mi oficina”. No debo preocuparme, ya se para que me quiere.

¿Lo puedes creer? Yo, la flaca, insultando a la esposa del alcalde… se sintió tan bien. Cuantas cosas siguen pasando en la vida aun cuando las personas  a las que amas no están contigo. Ahora resulta que el “ex” que me odia me va ayudar.  Espero que no comiencen a preguntarme que quiero expresar con el cuadro del hombre.  Lo único que podría decirles es que hay cosas que nacen  de lo profundo del corazón, del alma, de ese rinconcito más allá  de lo natural.

Espero saber de ti muy pronto, si yo tengo tanto que contarte supongo que tú tendrás millones de cosas que decir. Hasta pronto preferido… cuando me escribas,  dime como  hago para ver el vaso medio lleno. Si quieres… cuéntame la verdadera razón de tu partida.

 
Te envío un abrazo,  que te llegue hasta los huesos.
La flaca

Comentarios

  1. Leer esta carta es un auténtica delicia, es como respirar aire fresco...

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  2. Como te digo siempre, me gustan tus cuentos, no dejes de escribir y de compartirlos.
    Fui a mandarte una invitación a la comunidad de Mundo Blog y vi que ya eras miembro. Traételos allí son blogs de todas las características y buenos como el tuyo. Te espero... bs y sonrisas

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