De sombra y rojo






La noche estaba fría en comparación a otras. El techo blanco. La lámpara. La luz  temblorosa. Las sombras inquietas por el suelo. El chirrido de la puerta. Los parpados muy abiertos. Salgo de la habitación y lentamente voy al pasillo. Obscuridad. Siento las miradas sobre mi erizada piel. Disminuyo el sonido de los pasos. La puerta entreabierta  me deja escuchar el azote del viento en las ventanas. Los demás están dormidos. Un aire tímido y obscuro se cuela por la grieta del cristal. A hurtadillas, regreso a mi cama. Puerta cerrada. Pestillo. Las sombras en el suelo. La luz temblorosa. La lámpara. El techo blanco. Arropado hasta el cuello. No pasa nada, no hay nada. Revisan mis ojos  las paredes. Un poco los armarios. Un momento… bajo la cama, nada en ningún recoveco. Una gota roja  cae en mi frente. Miro al techo.  Letras desgastadas dicen: “Ya estamos aquí”.

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