El corazón de la manzana
Todos decían conocerlo. Lo saludaban al verlo, le preguntaban por la familia, por la salud, por sus logros y por algunas otras historias y anécdotas. Él a veces se asustaba, era todo muy por encima. Aun así, se daba a conocer, se prestaba al cariño de las personas. Todos hablaban cosas buenas de él, tal vez algunos malos comentarios por algunas rarezas, pero nada superaba los buenos comentarios. En las fiestas todos se divertían, bailaban, cantaban y festejaban con él. Fue en una fiesta, precisamente, donde conoció a María Luisa quien llegó a conocerlo más que nadie. Pasó gran parte de la vida a su lado, lo conoció joven, experimentó con él todos los cambios del tiempo y reafirmó lo que todos demás decían conocer de él. La mayor parte del tiempo, él era de todos aquellos que lo conocían, excepto por unas horas que se encerraba en su alcoba y se ocultaba del mundo, las miradas e incluso de sí mismo. Todos los que lo conocían, incluso María Luisa, ignoraban lo que él hacía ence