Monstruo verde
Estaba en medio de la noche, rodeado de la hermosura de
las luciérnagas, de sus luces llenas de esperanza; ellas iluminaban mi rostro. Me
sentía parte de ellas, de su luz. Mientras revoloteaban los lumínicos insectos,
les contaba la leyenda del monstruo verde, el monstruo que aparecía en las
noches y aterraba a niños y adultos. Cada noche el monstruo es visto merodeando
por los alrededores, acechando a su presa, listo para atacar. Mi padre jura
haberlo visto por este mismo bosque. A mí me da igual, no le tengo miedo a las
criaturas extrañas, el miedo solo vive en la gente que se deja acobardar por lo
extraordinario y diferente. Pero dicen,
que aquel que ve al monstruo está destinado a una muerte barbárica. Terminé de
contarle la leyenda a las luciérnagas, ellas me entendieron, disfrutaron de la
historia, quizás porque se sentían identificadas por el brillo y el color. Poco
a poco comenzaron a acercarse, a colocarse sobre mí, posaron sus patitas sobre
mi piel, sentí su brillo conectado con el mundo, podía sentir la armonía con la
naturaleza. Por primera vez sentía que las estrellas que veía estaban en mí,
por primera vez brillé con intensidad. La luz inundó mi cuerpo, estaban por
todas partes cuando se escuchó el disparo. “El monstruo verde”- gritó alguien,
mientras yo caía al suelo y el monstruo se desvanecía lentamente dispersando las
luces que se iban apagando mientras se alejaban en el aire.
F. JaBieR
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