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Esperando tu regreso

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Hoy es un día de esos que se parecen al día anterior, pocas cosas lo hacen diferente. Yo, un poco por engañar a la costumbre, me siento a escribir. Me coloco frente a la  computadora, una página en blanco exige que la llene de ideas. Le digo a esa página que no quiero escribir algo imaginado, le digo, que quiero contarle algo muy mío y muy de ella. Sin más esfuerzo comienzo a decorar  con letras la página, mientras lo hago recuerdo que esta mañana  saliste con ese vestido azul que te ayuda a opacar el cielo. El espejo no tenía la menor intención de negar tu belleza matutina. Tu cabello estaba revuelto como evidencia de la tormenta de amor a la que habíamos sobrevivido abrazados durante toda la noche. Pero esta mañana no hiciste lo de siempre.  Hoy no  peinaste tu cabello alborotado y ni le colocaste los acostumbrados los lazos. Al contrario, decidiste someter tu vibrante cabello al calor asfixiante de una plancha de cerámica que cocinaba tu hermoso cabello en sus hirvientes

Buena malicia

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Tengo una extraña obsesión, me encantan las secretarias.  No sé, pero cuando voy a un lugar y veo esa chica uniformada, vestida para oficina, la verdad se me revuelven todas las ganas. No siempre me pasa claro está, pero usualmente cuando veo a esa chica que es todo un monumento y carga en sus orejas un par de espejuelos que le dan ese aire a inteligente, me vuelvo loco.  Dicen que los 30 son una edad buena para los hombres, yo llevo mucho seduciendo a las secretarias, he cambiado mi “look” las veces que han sido necesarias.  Hoy voy de nuevo a la carga, he entrado a la oficina y detrás de un escritorio he divisado a esta chica que carga  los archivos de pacientes, es una morena sumamente sexy, con unas piernas largas que llegan hasta el suelo,  un cuerpo firme que sujeta sus redondeados pechos. Aquí voy yo, recién utilizo esta camisa que me queda ajustada, la llevo a medio abrir, mi corta barba tiene estilo de galán de novela y no es por qué yo lo diga pero creo que esta

¿Él o yo?

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Sé que estás indecisa, era de esperarse, él te ha dado todo lo que ha podido por conseguir ese amor tuyo que se despista con mi indudable silencio. Él siempre está a la moda, pero tú no puedes evitar esa seducción de inteligencia   que te provoca el libro que llevo en mi mano. Él sueña con llevarte en cuatro ruedas de lujo a un lugar desconocido quizás obscuro, quizás claro, pero con tan solo pensar en las huellas descalzas   que se tatuarían con oro en nuestro andar en la arena, yo me adueño de tu mirada.   Te confundes, tal vez porqué él te habla mucho y tú inconforme, de mis palabras mudas andas enamorada.    Él no sabe que más inventar para lograr tu amor, él  ha  puesto el cielo a tus pies, y tu altanera vista se cuela al horizonte donde yo te espero para regalarte el verso de mañana.   A tu amor no soy indiferente, hace mucho que quedé enredado en aquel “hola” casual que me regalaste una mañana. Pero algo te digo, tú rechazas a aquel otro por un misterio peligroso, yo soy

¿Por qué ahora?

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Juro que durante años he recorrido todas las calles buscándote. No había forma de imaginar que existías, tu cuerpo perfecto solo cabía en mis sueños.   No sabes la de noches que he rasgado el insomnio en tu búsqueda.   Como un tonto he estado esperando por   ti durante   años.   He revolcado miles de ilusiones por encontrarte, he visto mi reflejo en miles de pupilas   buscando mi destino.   Tú entenderías lo que digo, porque sabes de lo que hablo, hablo de esas cosas que   se pertenecen aún en la distancia.   Una pajera perfecta, tal para cual, que seguramente contaría con un felices por siempre.   Después de tanto tiempo… justamente ahora apareces. Tú ibas de su mano, yo sujetaba la mano de  ella. Por desgracia se nos hizo tarde. No puedo sacarme de la mente ese momento en que se trenzaron nuestras miradas,   se trenzaron y se reconocieron. Eras tú la indicada, tú eras mi sueño, pero ya era demasiado tarde.   Ahora mismo tengo ganas de huir, de irme muy lejos y empezar con l

No se ha dicho suficiente

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Cuando tus pies cansados se detengan yo estaré ahí para ayudarte, quizás no sea el mejor bastón, pero de ser necesario seré los pies que te faciliten el camino. Dejaremos una huella en nuestro paso, aunque esta vez será más grande, ya   no será como antes que mi pequeña huella   se perdía en la marca de tus pies que se quedaban en el suelo mientras yo iba tras tus   pasos. Tú y yo somos dos, pero también somos uno, en ti viví, en mí vives y vivirás.   Tú sujetaste mis manos cuando yo creía que con mi cabeza podía romper el suelo. No era cierto, ya lo he descubierto. Es por eso que andas conmigo aunque estés distante, como una bendición que va prendida del alma como un amuleto de la suerte.   No solo tú vives en mí, también tú, tú y tú. Todos viven en mí, porque soy del amor de todos un poquito y como soy de todos no soy de ninguno, porque soy yo mismo. Todo lo que he vivido no lo olvido, habita muy dentro de mí, sin embargo, tejo un par de alas   que no se si podrán volar, pero

El ataúd vacío

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Cuatro velas fúnebres adornaban el ataúd, como es costumbre muchos estaban reunidos, algunos rezaban otros comentaban que era imposible.   A los lados del ataúd había coronas hechas de flores, de todos los colores, sin embargo, las cintas que anuncian el nombre del difunto, estaban en blanco.   Yo nunca había visto cosa igual,   era como ver que el mundo había entristecido sin que Dios lo notase.   Los que estaban allí reunidos eran seres muy extraños, eran todos muy ancianos, como si hubiesen existido desde que el mundo es mundo.   No sé cómo explicarles,   pero era como si se hubiese muerto la paz, la ternura, el cariño, el amor, la amistad, la confianza, el respeto,   la   felicidad y otras muchas bondades del mundo.   El mundo está en guerra, comentaban algunos, las personas no se respetan, no respetan la vida de los demás ni la suya propia.   Por otro lado las voces susurraban: este es el fin, seguro que ya esto no tiene remedio, hay padres que le hacen dañó a sus propios

721 palabras que hablan de vivir

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Desde hace unos años he venido tropezando con la idea del “Carpe Diem”, vive el momento. Es claro que hay que disfrutar la vida y anotar esos momentos felices   que forman nuestro verdadero tiempo vivido. El problema es que muchas veces no sabemos por qué debemos vivir el momento. En ocasiones solo jugamos al coleccionista de recuerdos, desnudamos a la vida y la dejamos hecha muerte.   Otras veces nos hacemos adictos a ser “spiderman” colgando de un   precipicio, por el simple hecho de vivir un momento lleno de acción. Los peores de todos somos los ilusos que   vivimos en mundos ficticios así como el hidalgo de la Mancha. Hace mucho tiempo atrás, aunque soy muy joven, vivía el momento por eso del vivir, de la emoción, de fotografiar en mi mente recuerdos de alta calidad   tomados con una cámara antigua. Hace unos años atrás aprovechaba mi tiempo, siempre visto   desde las fantasías que crea mi mente. Esto porque una vez oí que el pasado es corcel, pero el presente es un at