El ataúd vacío




Cuatro velas fúnebres adornaban el ataúd, como es costumbre muchos estaban reunidos, algunos rezaban otros comentaban que era imposible.  A los lados del ataúd había coronas hechas de flores, de todos los colores, sin embargo, las cintas que anuncian el nombre del difunto, estaban en blanco.  Yo nunca había visto cosa igual,  era como ver que el mundo había entristecido sin que Dios lo notase.  Los que estaban allí reunidos eran seres muy extraños, eran todos muy ancianos, como si hubiesen existido desde que el mundo es mundo.  No sé cómo explicarles,  pero era como si se hubiese muerto la paz, la ternura, el cariño, el amor, la amistad, la confianza, el respeto,  la  felicidad y otras muchas bondades del mundo.  El mundo está en guerra, comentaban algunos, las personas no se respetan, no respetan la vida de los demás ni la suya propia.  Por otro lado las voces susurraban: este es el fin, seguro que ya esto no tiene remedio, hay padres que le hacen dañó a sus propios hijos... No puedo contarles todo, pero cada conversación que oía tenía que ver con muertes, guerras, corrupción y cosas muy negativas que todos conocemos bien. En un rincón estaba el grupo que rezaba, me acerqué sigilosamente, escuché que decían algo así: que los padres hagan el bien a sus hijos, que les hablen de nosotros, que les eduquen, que les enseñen a valorar la vida, que les muestren que existe la felicidad y que les enseñen a vivir en paz y armonía…que no se muera, que no se muera… Todo esto para mí era muy extraño,  me acerqué al ataúd para ver a quien estaban velando. Para mi sorpresa el ataúd estaba vacío.  Casi por lo inesperado del ataúd dije en voz alta: ¿Y a quién están velando? Un silencio invadió el lugar.  Una señora muy amable  se acercó y me dijo: no estamos  velando a nadie porque todavía no se ha muerto, pero estamos preparados por si se muere, ya que está muy anciana  y de vez en cuando se debilita. Estaba un poco confundido así que le pregunté de quién me estaba hablado. 
- ¿Has oído eso de que la esperanza es lo último que se pierde?
-Sí.
-Pues así es,  la esperanza es la única que todavía se mantiene viva.

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