No se ha dicho suficiente




Cuando tus pies cansados se detengan yo estaré ahí para ayudarte, quizás no sea el mejor bastón, pero de ser necesario seré los pies que te faciliten el camino. Dejaremos una huella en nuestro paso, aunque esta vez será más grande, ya  no será como antes que mi pequeña huella  se perdía en la marca de tus pies que se quedaban en el suelo mientras yo iba tras tus  pasos. Tú y yo somos dos, pero también somos uno, en ti viví, en mí vives y vivirás.  Tú sujetaste mis manos cuando yo creía que con mi cabeza podía romper el suelo. No era cierto, ya lo he descubierto. Es por eso que andas conmigo aunque estés distante, como una bendición que va prendida del alma como un amuleto de la suerte.  No solo tú vives en mí, también tú, tú y tú. Todos viven en mí, porque soy del amor de todos un poquito y como soy de todos no soy de ninguno, porque soy yo mismo. Todo lo que he vivido no lo olvido, habita muy dentro de mí, sin embargo, tejo un par de alas  que no se si podrán volar, pero aunque caiga de los cielos, no te preocupes porque me enseñaste a caminar. A ti especialmente te dedico estas palabras, que no son tanto como quisiera que fuesen, porque para un amor que es demasiado bueno, todo es demasiado poco.  Y aunque mucho se ha escrito del amor, solo hace falta sentirlo por un instante, para saber que no se ha escrito nada.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los tres cerditos: una historia de terror / The Three Little Pigs: A Terror Story

El calcetín rojo

Érase un Hombre que quería un corazón de piedra