Autoretrato para Freud

                          
                             “Le diría que soy como un fantasma, pero esa idea es de Mayra”

           Hace unas semanas fui a verle. Era uno de esos días donde el mundo parece estar en contra tuya. Todas las cosas desde las más estúpidas a las más complicadas están confabuladas para hacerte la vida de cuadros.  No estaba de ánimos.  Llegué y me esperaba el maldito sofá encorvado  que acomoda la joroba de todos los que allí se sientan.  Como siempre a las 3:00pm, entró el doctor con su dichosa libreta. Me dijo que para empezar a tomar confianza debía describirme.  Comencé por decirle que mi altura es de cinco pies y ocho pulgadas. Mi cabello, negro. En el labio una  cicatriz que me recuerda que en la vida las cosas más tontas te dejan una marca. Y como olvidar la cicatriz en la frente. Esa solo me recuerda que las paredes de piedras son duras.  Interrumpiéndome me preguntó cómo me sentía con mi cuerpo.  No pude evitar decirle que mi cuerpo se sentía bien conmigo. Entonces con su estilo de doctor canguro, saltó y me dijo que le hablara de mis ojos.   Reconozco el leve momento de molestia ante la pregunta. ¿Por qué? Bueno, dicen que los ojos son las ventanas del alma, en mi caso creo que son ventanas transparentes.  Debo aclarar que es de ese tipo de ventanas por las cuales tú ves  hacia afuera pero  es casi imposible ver hacia adentro.  Al decir eso al doctor, me preguntó qué era lo que había dentro.  Entonces le comencé a contar:


         Siendo sincero debo decir que mis ojos no guardan muchas lágrimas, más si guardan muchas alegrías.  Mis ojos son la mentira que mejor me describen. Yo soy esa persona que puede caminar sin hacer ruido. Puedo estar justo a su lado en tal silencio que paso inadvertido.  Lo observo todo. Eso no quiere decir que no pueda ser estruendoso. De hecho lo soy, pero no siempre. No reprimo los deseos de ser ruidoso. De hecho nunca escondo nada.  Simplemente estoy en el punto ciego, ese lugar donde ves lo que sucede pero no eres visto hasta que te mueves.   Muchos intentan acercarse, pero no puede acercarse demasiado, porque solo podrá ver una parte, algunos me ven desde lejos y obvio que me pierdo sus pupilas como un barco en el horizonte.  Creo que soy algo complicado, como un personaje de auto ficción.  Me parece que  no me está entendiendo.  Quizás parezca que no me estoy describiendo  mucho, pero fíjese bien, con detenimiento.   No soy una persona fría, para nada. No guardo mis sentimientos en la caja del pecho para sufrir por ellos. No puedo negarle, que en ocasiones he llorado con carcajadas, pero ya eso pasó. Es posible que haya aprendido mucho en tan poco y corto tiempo  de vida, que no puedo escribir desde la herida, pero si desde la cicatriz. (Total al fin y al cabo yo solo existo en mi imaginación.) Tal parece que tengo la capacidad de aprender de los errores propios y  ajenos.  Volviendo a mis ojos debo informar que ellos  pueden decirle miles de cosas, que soy responsable, que me preocupo por otras personas, que soy asocial, que puedo ser un gran amigo... Pero no confíe, todo el mundo miente y   puedo asegurarle que mis ojos siempre están listos para ser de un color distinto cada vez que los mire, así he nacido. Privilegio o condena, yo puedo ver a través de la ventana, pero usted solo verá hasta las cortinas.





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