Los torcidos
No era una familia de asiáticos contorsionistas como los que acostumbramos ver en el circo, no eran asiáticos y no pertenecían a ningún circo. Simplemente eran personas cuyo estilo de vida era la contorsión, acomodar las incomodidades utilizando el arte del estiramiento. Era una familia copiosa, robusta en miembros y con un estilo de vida absolutista. Todo en la casa estaba diseñado para promover un estiramiento forzoso. Las sillas del comedor te obligaban a colocar las piernas a la altura de la cabeza, la ducha te obligaba a pararte de manos y el sofá a recostarte de pecho con las piernas elevadas hacia atrás. Todos encajaban a la perfección, y sino, buscaban la contorsión necesaria para acomodarse. A la hora de dormir, cada cual ya tenía una postura que le parecía más cómoda, se acomodaban como un juego de tetrix, todos unos junto a otros, sin dejar espacios y sin encimarse. La cosa se complicó cuando nació Lillo, quien fue el único que durmió en línea recta a los pies de la