El recuerdo más triste del mundo / The saddest memory in the world
Él era un tipo poco
usual, tenía uno de esos dones extraños con el cual jamás olvidaba nada. Recordaba detalles absurdos, cantidades exactas
y hasta las vestimentas de las personas. Memoria fotográfica, ese era su don.
Tenía un registro completo de su vida, lo sé porque me la ha contado con lujo
de detalles. Sin embargo, la tarde que lo encontré sentado frente a la escalera
de mi casa, me rompió el corazón. Lloraba desconsolado, como un niño que descubrió
la electricidad en los enchufes, como un adulto que descubrió la posibilidad de
la muerte, como un adolescente que adolece de esas cosas que le faltan. Lo
consolé, lo abracé, intenté decirle que todo iba a estar bien, pero no entendía
porque lloraba. Él me explicaba con su lengua convertida en nudo, con el nudo
atado en la garganta, con la garganta hiperventilando, con los pulmones
apretados sobre el pecho, con la angustia saliendo de sus ojos. Hablé de mi día
para distraerlo, para corromper su memoria perfecta y olvidarlo de aquello que
recordaba. Ahí estuvo mi error, probablemente, porque por más que intentaba despistarlo
con algún tema, más lloraba. No supe que hacer, buscaba con desespero una solución
a aquel imparable llanto. Me vi entre la espada y la pared, una pared sin viga,
sin soporte, una pared que terminó por aplastarme. Me senté junto a él y comencé
a llorar, no por solidaridad, más bien por la frustración de no poder ayudarlo.
Mi tristeza lo calmó. Cerró su llanto, calmó su respiración. Comencé a decirle
las frases motivacionales que todos ya sabemos, entonces serenamente me dijo
las palabras que me destrozaron. –Sabes, mi memoria recuerda todo, excepto una
cosa, no recuerdo haber sido feliz. - Lloré tanto luego de aquellas palabras,
que jamás he podido olvidarlo.
No sé qué decirte. mi corazón y todo mi ser se encuentran y se pierden, se maravillan y se compadecen.Me siento ahí sentada junto a ti y ese tipo tan inusual. Si tú nos has podido consolarlo, creo que tampoco yo. Solo se me ocurre que le digas que aún puede ser feliz, si permite que aflore de su ser lo tan poco usual que es.Tal vez descubrirá, que sí se puede recordar haber sido feliz. Te amo...
ResponderBorrarEs un gusto encontrar tu comentario. Gracias, es un placer saber que has pasado por este espacio a leer tan cuidadosamente. ¡Arriba corazones!
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