Bienvenida tía Marcia




Todos salimos a buscar a tía Marcia, llevábamos años sin verla. Mis padres fueron los primeros en alegrarse por la noticia. Es que esa parte que tía Marcia se llevó de la familia nos hacía falta, aunque fuese por el tiempo de vacaciones. Y cuando la familia se quiere, como se quiere la nuestra, no falta quien se ofrezca para ir al aeropuerto. Llegamos allí antes que el avión. Y que sorpresa nos llevamos cuando vimos llegar a titi Marcia con sus hijos. Todos estábamos ilusionadísimos, nos los comimos a besos y abrazos. Que alegría fue verlos de nuevo. Cuando llegó el momento de volver a casa todos querían que se fueran con ellos. Tía Marcia tenía 7 carros disponibles para llegar a casa de los viejos. Yo me llevé a los nenes. Iban en la parte de atrás del carro jugando con mis hijos. Eso se rieron por el camino. Disfrutaron todo el viaje. Cerca de nuestro destino, pero aun con un tramo considerable por recorrer, como íbamos en caravana, nos estacionamos en un restaurante bar para comer. Estábamos ya pidiendo par de tragos cuando nos dimos cuenta.  Siete carros fueron a buscar a tía Marcia, y ella no venía en ninguno de ellos. Allá estaba, en el aeropuerto, la dejamos plantada como una flor de jardín. Uno de mis primos se devolvió de inmediato al aeropuerto, para esa época no había celulares como ahora. Cuando llegó allá no la encontró. ¡Qué desespero! No sabíamos que hacer. No nos quedó de otra que ir a casa de los viejos y dejar los nenes allí para ver si podíamos localizarla. Llegamos y allí estaba tía Marcia. Tuvo suerte, los vecinos andaban en el aeropuerto y la trajeron más que contentos. Así es la vida señores, así es como nos reímos cada vez que nos acordamos del gentío que fue a buscar a tía Marcia y ninguno la trajo.  
F. JaBieR

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