Buena malicia: Beso rojo
Después de ver como la secretaria de mis sueños se iba con otro hombre, decidí olvidarla. La tarea de sacar de mi mente la belleza de Raquel no iba a ser fácil. Un tiempo atrás, hubiese olvidado a Raquel con la primera chica que me regalara un guiño. Sin embargo, hoy solo siento que mis pensamientos flotan en una nube y que mi instrumento de amor no se alegra con la misma pasión. Esto debe ser que me he dado cuenta de que lo que tengo no es suficiente. La verdad es que es más que suficiente, lo único que no tengo a nadie con quien compartirlo. Como si olvidar a Raquel no fuese suficiente, hace tres días que estoy en el hospital. Me han puesto tres sueros, cada uno toma más tiempo en acabarse que el anterior. Es momento de que la enfermera venga a revisarme pero debe estar revolcándose con algún doctor. Cada quien mejora su estatus como cree conveniente. ¡Calumnias! Viene en camino. Mentira, se ha detenido a hablar con un hombre. ¡Mierda! No puede ser, es Hi