Es necesario


Una vez más dejo al hombre valeroso a un lado, con un par de letras desnudo ese dicho de que los hombres no lloran.  Como si cantara una canción a la nada, me encuentro aquí, destilando en mis lágrimas mis penas.  Todo es como es y no hay más que hacer  cuando un día se apagan de golpe las estrellas.  Estrellas a las que les cuento mis amores, estrellas que te han visto marchar quien sabe a dónde.  En esta noche que con olvido  a mi amor distraigo, le pregunto a las estrellas por lo que nos ha sucedido.  Ellas se mantienen tan calladas, triste por ya no tenerte, mi grito se convierte en una perla lanzada al firmamento y les digo a las estrellas: ¿Porqué razón no me dicen nada si están vivas y porqué brillan tan fuerte si están muertas?  Todo es irrelevante ante la fría llama que arde en tu ausencia.   No me cabe duda de que el amor un día  se acaba, no importa cuán fuerte haya sido.  Me pregunto qué será de mi cuando  tú voluntariamente te exilies lejos de mis abrazos, nuevamente pierdo el tiempo  creyendo que puedo capturar en mis manos la luz de la luna.  Mis manos, se quedan solas acariciando un recuerdo que lentamente se vuelve un navío varado en mis ojos.  Se nos murió el amor, me digo, lo que había entre nosotros se fue acabando como el agua de un pozo. Eso me queda ser hoy, un pozo seco, ya no tengo el agua que tenía, pero aun sobrevivo con el eco.  No te disculpes  paloma, por haber despeinado  mi alma con  el viento de tus alas, eres libre y lo entiendo.  No te pido que llores, mucho menos que me tengas penas. Por mi parte que te quede claro, mi camino no está sumiso a tu huella. Sin embargo, en este día no puedo estar más triste, por eso  de mis ojos una lágrima se asoma y si de mi esta no sale, en ella, mi alma se ahoga.

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