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Mostrando las entradas con la etiqueta cuento corto

La curiosidad mató al gato / Curiosity killed the cat

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English El haber nacido sin brazos no fue un límite para él. José Gabriel era digno de admirar, todos lo admiraban, como si él necesitara ser admirado más que otros. Su condición era congénita. De pequeño no causaba admiración, solo pena. La lástima se amontonaba en cúmulos grandes de buenos deseos y palabras de aliento. Pero José Gabriel respiraba por sí solo. A los 5 años había aprendido a escribir sujetando el lápiz con los pies. No lo pude creer la primera vez que lo vi, no solo escribía, dibujaba, se cepillaba los dientes, se peinaba, sus pies eran más útiles que el conjunto de mis extremidades. Por suerte para mí, José Gabriel también tenía buen sentido del humor. Aunque él dice que el sentido del humor suele acompañar a los desfavorecidos por la vida, según él, es un sistema de auto preservación que le ayuda a superarse en vez de lamentarse. Igual para todos los demás son sorprendentes las cosas que puede hacer con sus pies. Y la verdad es que no supe de su existencia

Dicen las malas lenguas.... y la mía que no es muy buena

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Candelaria subió la cuesta con el bochinche en la lengua. La boca le salivaba a chisme con tabaco recién masticao’. Llegó a casa gritando el nombre de comay Carmen. Yo apenas era una niña cuando llegó el chisme caliente al hogar: Tatita, la hija de Carmen, estaba saliendo con Julio el hijo del compay Perfeto. Esa noticia se regó por el barrió como la pólvora, corrió como un whasapp viral, cuando ni siquiera existían. Candelaria era el facebook del pueblo, esa lengua tenía más gigas de velocidad que la red del ejército. Una vez le llegaba el chisme esmandaba cuesta arriba para llevar notificación casa por casa. Entre el ir y venir de las lenguas mal hablás, Julio y Tatita se grajeaban bajo el puente. Yo los vi algunas veces cuando bajaba con el cubo a buscar agua, pero nunca dije na’de na’, ni siquiera de los planes que tenían de fugarse. Tatita era mi hermana, y cada vez que me la encontraba me daba un dulce, ahora sé que era pa’ comprar mi silencio, pero en aquellos tiempos ni

El secreto del hombre y el mar / The secret of man and the sea

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English Él entró a la milicia meses antes de que naciera su hija, se embarcó como parte de la tripulación de un buque de guerra. Se perdió el alumbramiento, también los cumpleaños y otros momentos importantes de la vida de su hija. Sin embargo, cada semana le enviaba una carta que la madre de la niña guardaba en secreto. Durante años la niña creció con la imagen de un padre soñado, imaginado, fantaseado, creado a la imagen y semejanza de sus deseos. La fantasía creció y le hizo peso al secreto, que, como toda cosa bien guardada, tuvo su momento para explotar en la luz. La niña se enteró de todas las cartas que su madre le había escondido, las leyó una por una y el amor por su padre creció infinitamente. Ella lo conoció solo por fotos, pero aun así podía imaginarlo. Con su madre todo fue distinto. La comenzó a tratar con indiferencia, como trata un rey mezquino a los traidores. La madre no dijo nada, siguió tratándola con el amor de siempre. La niña, que ya era una joven ad

Escalando el cruce / Climbing the crossroads

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English                   ¡Se plantaron ahí! En el mismo medio. El sol estaba en su hora pico, sentía el calor pegarme detrás de las orejas y las gotas de sudor que me bajaban por la espalda y se zambullían en el entremedio. ¡Puñeta que calor! Ellos están allí, indiferentes a la presencia de este acalorado peatón que no puede cruzar. El otro semáforo está en verde. Los carros se apresuran como el correcaminos huyendo del coyote: pipi. Sí, también me estoy meando. Aprieto la vejiga, aprieto las nalgas, me seco la frente, me limpio el brazo, miro el semáforo y sigue verde. Ellos siguen ahí, sobre la línea peatonal, donde no deben estar, por donde debe pasar el peatón cuando es su turno de cruce, el mío es ahora, pero no puedo cruzar. ¡Tengo una idea! Me acerco. Coloco un pie en el barandal de la pickup , escalo como cabra de montaña. Me subo al tope. El conductor siente mis pasos en su capota. Se baja, comienza a gritar. Me paso sus palabras por donde no me da el sol, igual que

La errata de los espíritus / The Spirits' errata

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English Desde pequeña mi mamá me instruyó en la mentira, en el engaño. A los 7 años ya sabía cortarles el pescuezo a las palomas y extirparles los ojos a las cabezas para usarlas en los rituales. A los 12 ya estaba bajo la mesa preparando los efectos especiales que mami me mandaba a hacer. Todos venían a visitarla, el nombre de doña Tomé era famoso en el barrio y en todo el pueblo. Hasta de otros pueblos venía gente a buscar la sanación por medio de los espíritus, a ver su futuro en las cartas y a exorcizar sus peores miedos. La casa se pasaba llena, y mami Tomé tenía todo preparado, siempre cobraba antes de empezar y dejaba caer algunas monedas al suelo para que así yo supiera que era momento de encender el cannabis junto con el incienso. A veces, cuando dejaba caer monedas, estás se iban por un agujero que tenía el piso y luego, cuando ya no quedaba nadie, era que yo podía bajar y meterme bajo los pilotes de la casa a buscar las monedas.   En ocasiones bajé antes a buscar las m

“Parquea”

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English Parquea’- (del inglés parking): Se refiere a estacionarte en un sitio quepas o no. Desde mi apartamento se ve la calle, para suerte o desgracia, veo cada día como las personas se estacionan a la orilla de la acera. Que eso suceda tiene varios inconvenientes. Cuando hay carros estacionados a ambos lados de la carretera, el camión de la basura no cabe. La última vez el chofer del camión nos voló los tímpanos con la bocina. Como no aparecía ningún dueño, uno de los vecinos salió de la casa y le gritó al chofer: “síguelo por ahí pa’ bajo y llévatelos tos’ de frente, ahí se supone que no se estacionen.” Eso me sonaba como una solución muy viable, pero bueno, se las ingeniaron para salir de la emboscada de autos. Luego de eso se avisó a la policía. Esa semana fue un festival de multas por estacionarse en el lugar indebido. Puesto un parche al problema de los autos en los dos lados de la calle, viene otro asunto que es de niveles cósmicos: estacionarse entre dos carros.

El día de un par de zapatos / The day of a pair of shoes

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 English Ella se levantaba a la carrera, de prisa, todos los días. El amanecer le subía la adrenalina a flor de piel, porque si se dormía un poco, si tomaba el sueño por los 5 minutos más anhelados, perdía la guagua. Se plantaba en la parada antes que el sol, fresca como flor rociada con sal, sal de mar, sal de prisa, sal de calor. La guagua llegaba más o menos a la misma hora, a las 5:30am, a las 5:55am, ya estaba buscando la llave para abrir la puerta de la casa de los señores. Empezaba preparando el desayuno de ejército. La familia era grande, en muchos aspectos, grande como la casa que habitaban. Y los niños la saludaban con afecto, tal vez porque crecieron con ella, o quizás por el sabor caribeño de su comida. Lo más seguro era eso, porque ella dejaba su negrura bámbula, en el rico olor del desayuno. Cuando preguntaban sobre comida hogareña a los niños, ellos describían un sabor cargado de historia, de sazón, salteado con curry y hogazas de mar. La madre no cocinaba, pod

Microcuentos de las mentes confusas

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Militante Cuando le dijo al presidente de la nación: “si quiere guerra, vaya, pelee y muera usted”, lo encerraron por la locura de mandar a otro a pelear su guerra. El borde           Ella siempre soñó con bailar, con sostenerse solo en la punta más empinada de su pie, con dar vueltas como un cisne con sus alas extendidas al cielo. Así bailó, en el borde del techo, flotando sus pies en punta por el filo inhóspito, sin miedo a caerse. Aquel espectáculo fue una sencilla y hermosa obra de arte.   Todo eso ocurrió antes, antes de que se cayera. Minotauro           Ella alegaba haberlo matado en defensa propia, pero el jurado no le creyó, prefirieron condenarla a una vida en la cárcel. La única alternativa fue rebajarle la sentencia si se declaraba culpable, pero ella no aceptó, estaba segura de haber vivido en un laberinto. Boomerang           Explicó con lujo de detalles por qué huyó de su casa, hablo de los maltratos, los abusos, las extorsiones y los golpes

Monstruo verde

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Estaba en medio de la noche, rodeado de la hermosura de las luciérnagas, de sus luces llenas de esperanza; ellas iluminaban mi rostro. Me sentía parte de ellas, de su luz. Mientras revoloteaban los lumínicos insectos, les contaba la leyenda del monstruo verde, el monstruo que aparecía en las noches y aterraba a niños y adultos. Cada noche el monstruo es visto merodeando por los alrededores, acechando a su presa, listo para atacar. Mi padre jura haberlo visto por este mismo bosque. A mí me da igual, no le tengo miedo a las criaturas extrañas, el miedo solo vive en la gente que se deja acobardar por lo extraordinario y diferente.   Pero dicen, que aquel que ve al monstruo está destinado a una muerte barbárica. Terminé de contarle la leyenda a las luciérnagas, ellas me entendieron, disfrutaron de la historia, quizás porque se sentían identificadas por el brillo y el color. Poco a poco comenzaron a acercarse, a colocarse sobre mí, posaron sus patitas sobre mi piel, sentí su brillo co

Marejadas

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1 Matilde llegó a su casa destrozada aquella noche. Se quitó las zapatillas y sintió como sus dedos se desencogían, se estiraban con un sabor a delicia por la planta de los pies. Con sus manos adoloridas sujetó sus pies como si fuesen un cepillo y comenzó a estregarlos, se los estregaba en círculos para sentir alivio. Cuando terminaba, con una mano se sobaba la otra. 2 Carlos estaba en su casa, con su corbata ajustada al cuello, con los ojos brotados como pez helado. Los papeles lo tenían loco, demandas, dinero, bienes mancomunados, dividendos, fraude, fondos… Un fondo que nunca llegaba a tocar. Él siempre trataba, quería hacer todo bien por él y por su hijo. 3 Ella ya había llegado al sofá, aún sin quitarse el delantal. Prendió el televisor para escuchar una voz, quizás para enterarse de lo que acontecía en el país, en ese país de afuera al que ella no pertenecía por falta de unos trámites y unos papeles. De Quisqueya no tenía noticias, así que antes de bañarse

Perorata

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Mi vecina, una señora encantadora que vive sola desde que murió su marido, me ha dicho que ha adoptado un gato.   La verdad es que me apena mucho su situación, un día cualquiera quedó abandonada, tirada al olvido, recogida, y vuelta a tirar a un rincón solitario. –Eso pasa cuando uno llega a viejo- me dice siempre que la veo. Por eso me rompe el corazón, pienso que hay muchos como ella, arrinconados en los espacios en que nadie los piensa. En mis días libres voy a visitarla, le hago compañía por un rato, pero desde hace unos meses no he ido a verla. No olvido que es mi vecina, que le tengo mucho aprecio, quizás he dejado de ir por algunos asuntos de juventud. De todas formas, estoy al pendiente por si necesita ayuda, todos la necesitamos en algún momento, pero también hay que hacer otras cosas, hay que seguir adelante, aunque ir adelante sea un camino en reversa. –Puede que todos terminemos así algún día, solos - me dije. Creo que por eso adoptó al gato, para estar menos sola,

Microcuentos del espacio exterior

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Desigualdad Los astronautas miraban con asombro la uniformidad de la tierra, todo parecía lo mismo, una sola nación. Fue quizás la falta de gravedad  lo que les impidió el llanto, la verdad que sabían, causaba pena de muchas formas. Fuera del universo Ellos, los científicos importantes, inventores del mañana, creadores de teorías y leyes de ciencia, miraban a través del telescopio y se aterraban ante la infinitud del universo. A millones de años luz, sobre el lente de un microscopio, un ojo observaba a los científicos que miran desde la grandeza de su pequeño lente. Ovni puerto Desde que aterricé en Lajas, señalo al cielo, deseando volver a casa. Pornoespacial El radio telescopio de Arecibo captó las imágenes. A los pocos instantes estas ocuparon desde la primera plana hasta las búsquedas de internet. Todos quedamos asombrados al ver a los extraterrestres fornicando en medio de un cráter. Olas Lunares Las olas del mar, le pertenecen a la luna. La b

Criatura nocturna

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En una noche sobria me abandoné en lo profundo del bosque. El espesor de la vegetación bloqueaba la luz de la luna. Escuchaba aullidos, sentía los ojos de la noche mirándome. Estaba solo, apreciando la calma dentro del ruido, la serenidad dentro de la obscuridad. Era aquel mi lugar favorito, el bosque, el lugar que siempre me ha recibido como uno de los suyos. No tenía a donde ir, tal vez porque no quería ir a ninguna parte, porque prefería no ver la luz del sol reflejando mi cara, criaturas nocturnas. Una noche, de las tantas que anduve por allí, decidí quedarme, no volver a la civilización, a eso que llaman civilización.   Pasé el tiempo completo abrazado a la noche, igual lo hice las noches siguientes. Ya van meses desde que esto pasó. Sin embargo, ahora tengo miedo cuando los arbustos se mueven, cuando los ojos brillantes se asoman de repente, siempre me digo que no es nada. Pero lo he escuchado de algunos visitantes. Se rumora, que hay una extraña criatura vagando sola por l

Microcuentos de la calle hostil

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Acrobacia callejera Él era un acróbata sin malabares. Se balanceaba sobre una línea blanca y firme que dividía los carriles. Con ambos pies en tierra sobre la línea, zigzagueaba ente los carros, Parecía estar mareado sobre la cuerda floja, en plena hora pico del tráfico. Cruce peatonal De un lado a otro de la calle, sobre las teclas de un piano con caries, la gente cruza. El pase de cebras está recostado, frente a la estampida de elefantes. Fin del camino No existe carretera sin salida, si hay una entrada. Machismo vial La mujer hacia la calle, pero el hombre cobraba. Contra el tránsito Su terquedad era tanta, que antes de morir, pensó que todos estaban en su contra. Smog Siempre nos habían gustado los atardeceres. Los perseguíamos por todas partes como a fugitivos. Capturamos bellas imágenes, los atardeceres más hermosos que se puedan soñar. La última foto fue, como decirlo, ver al cielo triste, ha sido, quizás, la belleza más devastadora que

Microcuentos del hospital enfermo

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Los pacientes Los pacientes son aquellas personas enfermas que esperan por la atención médica.   Los más pacientes son aquellos que esperan, en una silla o de pie, equiparando una sonrisa demacrada, que su enfermo mejore. Acompañante Siempre ella. Ella era el ave posada en la rama de aquella sala de emergencias. Silbaba canciones al oído de su madre, que enferma, se iba encogiendo poco a poco, con el lento destino que la arropaba. Siempre ella. Fue tanto tiempo el que estuvo a su lado que su trinar de ave dejó de ser la sonrisa del dolor de su madre.   En los últimos tiempos su madre comenzó a reír con la melodía de otras aves. Eran aves de paso que la rondaban, algunas con cánticos, otras con el trinar ronco de un buitre. El día que su madre murió las aves llenaron de plumas todo lo visible, cubrieron todo. Desde lo alto, su madre recordaba a todas las aves. A ella, siempre a ella, más que a ninguna. Operación La enfermedad era grave. Tan grave que le extirparon gr

EXILIO DEL DIFERENTE- REDES SOCIALES

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Federico es uno de esos pocos tipos que ve a la vida mientras esta lo mira a él.   Se miran profundamente, como si se reconocieran, por eso Federico pasa la vida ensimismado, metiendo las manos en los bolsillos cuando sale a caminar. En ocasiones Federico necesita localizarse en el mundo, por eso su amigo le sugirió unirse a una red social. En las tardes, casi cuando el sol baja en picada para sumergirse en el horizonte, Federico visita virtualmente a sus “amigos”. Una lista grande se desplaza por el monitor, pesadas piedras se estiran a lo largo y ancho de la pantalla. Son los comentarios de esa gente que dice conocerlo, haberlo conocido, haberlo visto alguna vez.   Federico comienza por leer algunas noticias, el mundo gira rápido y la tecnología lo sabe, te acerca la información a tu casa, abre la puerta y la sube hasta tus manos, en caso de que la leamos. Federico pasa su vista por algunos buenos chistes, risas que parchan la crudeza del reflejo de la luz, al menos por un rato