En caso de que un día me leas




No sé por qué gasto letras escribiendo acerca de ti, pero aquí estoy, apuñalo el papel con el carbón de un lápiz viejo que encontré  al lado del primer y único recuerdo que dejaste en mi memoria. Continúas tu camino, probablemente te esperan cosas más grandiosas que el haberme conocido. Lo sé, no soy tonto. Aun así me pregunto porque te eché de menos cuando salí a la calle y no estabas. Es curioso, hace algunos días no sabía de tu existencia. Sin embargo, el compartir solo un pequeño rato me permitió leerte como un libro de los que tanto amo. Es posible que las juguetonas arañas del tiempo hayan muerto antes de permitirme leer el primer capítulo, pero en esas pocas páginas que leí, pude sentir una ternura extraña que venía en busca de un corazón donde cobijar  la lágrima que  ocultas en tus ojos. No sé por qué me gustaría verte otra vez. No sé si es curiosidad, solo quiero saber ¿porque estás sola? O mejor ¿por qué te sientes sola? ¿Por qué eres diferente? ¿Por qué en ti se esconden misterios que te hacen ser quién eres? ¿Por qué me hablaste? Me parece que tengo muchas preguntas. No puedo evitar sentir, que antes de tomar el vuelo a tu próximo destino, se resbaló de tu alma un diamante de esos  que cuelgas en tu corazón. Ayer fui a aquel lugar  donde te conocí y vi una pequeña araña en una taza. No estoy seguro, pero me gusta ser ingenuo, y creer  que aquella pequeña araña teje un tiempo destinado a tu regreso. Quizás no sea así, pero si lo fuera no dudes en buscarme, porque te  estaré esperando; para seguir una charla que se quedó atrapada en la distancia, desde el  momento en que te fuiste. Recuerda que estaré esperándote con una taza llena del extraño vacío que dejaste.

                               
                                       

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Los tres cerditos: una historia de terror / The Three Little Pigs: A Terror Story

El calcetín rojo

Érase un Hombre que quería un corazón de piedra